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El exministro de Defensa (2011-2015) Juan Carlos Pinzón, quien ya fue embajador de Colombia en los Estados Unidos (2015-2017), regresa a esa posición diplomática con la misión de recomponer las averiadas relaciones entre el gobierno del presidente Iván Duque y la actual administración del país norteamericano, encabezada por el demócrata Joe Biden. Pinzón, quien sonaba como posible candidato presidencial para el 2022, decidió aceptar el encargo del mandatario colombiano para tratar de abrir la puerta de la Casa Blanca, la cual ha estado cerrada desde el 20 de enero, cuando salió de allí el republicano Donald Trump.
 Tras su designación viene el trámite de presentarlo oficialmente a los Estados Unidos en busca del beneplácito, en lo que seguramente no habrá ningún problema, gracias a que Pinzón es bien conocido en Washington, tanto por demócratas como por republicanos. Sin embargo, para el nuevo embajador no será fácil convencer a la administración de Biden de que el gobierno de Duque comparte actualmente visiones con los Estados Unidos en diversos aspectos esenciales de derechos humanos y búsqueda de paz. No es secreto que el partido de gobierno, el Centro Democrático, hizo campaña a favor de la reelección de Trump, y el propio embajador saliente, Francisco Santos, reconoció que ese episodio hizo mucho daño a las relaciones binacionales.
 Ahora bien, el innegable conocimiento y experiencia de Pinzón al frente de esa embajada, y su capacidad para la diplomacia, que sin duda es una de las características fundamentales de su personalidad, podrían ayudarle a concretar al menos la primera llamada telefónica entre Biden y Duque, en vista de que el saliente embajador e inclusive la vicepresidenta y recién posesionada ministra de Relaciones Exteriores, Martha Lucía Ramírez, no pudieron romper el muro que apareció en la Casa Blanca para la diplomacia colombiana.
 Además de sus buenas maneras y contactos, Pinzón, quien a su salida del gobierno de Juan Manuel Santos se convirtió en duro crítico del proceso de paz con las Farc, tendrá que mostrarle a Washington su convencimiento de la bondad de dicho acuerdo, porque ya sabemos que gracias a la administración del demócrata Barack Obama en los Estados Unidos, y del entonces vicepresidente Biden, fue posible avanzar como se hizo en concretar la desmovilización del grupo guerrillero más antiguo del continente. Es posible que el informe satisfactorio que entregó ayer el Kroc Institute de la Universidad de Notre Dame, de ese país, ayude a que eso ocurra. Ojalá así sea, aunque el ambiente preelectoral en Colombia podría ser un escollo difícil de sortear en estos momentos.

Pinzón también deberá lograr que la agenda binacional no se limite a la ayuda militar y la lucha contra las drogas, sino que los asuntos ambientales, las relaciones comerciales y la cooperación en temas ligados a la educación, la ciencia, la tecnología y la cultura también encuentren lugar en las conversaciones entre los dos países. Con seguridad, el gobierno demócrata también pedirá más compromiso del gobierno colombiano con el esclarecimiento de los asesinatos de líderes sociales y de excombatientes de las Farc, en lo que ojalá pueda avanzarse lo más pronto posible.