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El dato de inflación interanual en los Estados Unidos en octubre llegó al 6,2%, la más alta en los últimos 30 años. Esa cifra, del centro de consumo más importante del mundo, debe preocupar al resto del orbe, pues las medidas que se tomen allí para remediarlo van a afectar a la economía mundial.
Para el presidente norteamericano Joe Biden, quien pese a las buenas cifras en materia de desempleo y de crecimiento de la economía tiene índices de aprobación comparativamente muy bajos para llevar tan poco tiempo en el cargo, el record de la tasa de inflación es una de sus prioridades actuales de gobierno, pues el incremento en la canasta familiar puede deteriorar aún más su imagen.
Las causas del incremento inflacionario son varias, y difíciles de controlar. Por una parte, la política expansionista de la Reserva Federal – FED-, que le inyectó gran cantidad de dinero a la economía para salir de la crisis de la pandemia, más los programas de ayuda estatal con esa misma finalidad, se están reversando, lo que sumado a una escasez de oferta de alimentos y de algunos componentes electrónicos por problemas en la cadena global de suministros ha empeorado las cosas.
El enorme cuello de botella que se ha generado en el comercio mundial por los líos logísticos de falta de contenedores para el transporte marítimo, o el colapso de algunos de los puertos con más tráfico en el mundo, ha impedido un adecuado suministro de materias primas y partes para fabricación de vehículos, además de escasez de acero y elementos para la construcción.
Unido a lo anterior, el precio del petróleo está en niveles máximos en los últimos 7 años, lo que influye en los fletes, en todas las modalidades, encarece la gasolina de los vehículos particulares – se estiman incrementos de hasta un 30%- , y en general toda la movilidad se ve afectada.
La respuesta frente a la amenaza de una inflación creciente empieza por incrementar las tasas de interés. En Colombia, donde la inflación está rozando el 5% anual, el Banco de la República incrementó en 50 puntos básicos la tasa de intervención, y en los Estados Unidos, donde esa tasa ha estado en niveles históricamente bajos en el último año, también esperan que la FED suba sus tasas en los próximos meses.
La política de inflación objetivo, que funciona en los bancos centrales de Estados Unidos y Colombia, gracias a que por lo general se cumple, genera confianza en los mercados y mantiene estable la economía. Para el caso norteamericano, el objetivo es bajar la inflación al 2%, y en Colombia regresar al 3%, por lo que es muy probable que en ambos bancos sean muy activos con la subida de las tasas de interés, mientras se moderan las expectativas inflacionarias.
Para la reactivación económica no son buenas noticias, pues buena parte del rebote en el crecimiento económico de este año se ha dado por la abundancia de liquidez en el mercado y la consecuente moderación en las tasas de interés en los créditos. El encarecimiento del valor del dinero tendrá consecuencias en la ralentización del crecimiento.

Es sabido que la inflación es el peor impuesto que puede afectar a una economía, y que sus efectos son más graves para los más pobres, así que aunque el remedio para controlarla tenga efectos colaterales nocivos, en el mediano y largo plazo tenerla en niveles bajos es la mejor garantía para el crecimiento.