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En Glasglow (Escocia) comienza hoy la vigesimosexta cumbre sobre el cambio climático de las Naciones Unidas conocida en esta ocasión como la COP26, en medio de múltiples advertencias acerca de la urgencia de tomar medidas para limitar el aumento de las temperaturas en el planeta y evitar consecuencias catastróficas. Aunque esta reunión, que tiene como anfitrión al Reino Unido, estaba prevista para el año pasado, la pandemia de covid-19 obligó a su aplazamiento.
Se espera que, ante la evidencia de los efectos de las emisiones de gases efecto invernadero y demás fenómenos que han transformado las temperaturas del planeta, los líderes mundiales esta vez pasen de los discursos a los hechos y se concreten compromisos claros y efectivos para buscar las soluciones. Aunque en la COP21, en 2015, se logró el famoso Acuerdo de París, con el respaldo de 190 países, esta es la hora en que esos pactos afrontan toda clase de obstáculos para hacerse realidad. Esta es la mejor oportunidad para retomar el rumbo y empezar, ahora sí, a caminar en la dirección correcta.
Debemos recordar que en agosto pasado el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, reveló que la temperatura de la Tierra está aumentando a una velocidad más rápida de lo previsto por los científicos, y diversas investigaciones coinciden en señalar que son las acciones humanas las causantes de esta situación, que se expresa en distintos puntos del planeta en cada vez más frecuentes y agresivas olas de calor, sequías, inundaciones y aumento del nivel del mar, entre otros fenómenos.
Entre los compromisos urgentes está el de bajar el uso de combustibles fósiles, poner una fecha límite al carbón sin tecnología de captura y almacenamiento, aumentar el uso de energías alternativas, limitar a 1,5 grados Celcius el aumento máximo de la temperatura en las próximas décadas, lograr que todos los vehículos nuevos sean de cero emisiones y que las grandes potencias proporcionen 100.000 millones de dólares a países en desarrollo para que ejecuten políticas sobre el clima. También hay que poner punto final a las deforestaciones al final de esta década, entre otras medidas.
Lo que resulta desesperanzador es que de los países del G20, que representan el 80% de las emisiones mundiales, solo seis han aumentado formalmente sus objetivos. Así las cosas, al 2030 las emisiones se reducirán solo en un 7,5% cuando se requiere un recorte del 55% para cumplir el objetivo de contener el calentamiento. Como vamos, el aumento de la temperatura será de 2,7 grados, lo cual tendría consecuencias nefastas.

Dos líderes de ese grupo: Vladimir Putin, de Rusia; y Jair Bolsonaro, de Brasil, ya dijeron que no acudirán a la cita, lo que evidencia el grave problema de voluntad política para poder avanzar. Además, es poco probable que asista Xi Jinping, presidente de China, el país con más emisiones de gases contaminantes. La COP 26 será definitiva para traer optimismo o para generar nuevas incertidumbres acerca del futuro de la humanidad. Ojalá que se tome conciencia general de la urgencia de ir más rápido en la lucha contra el cambio climático.