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Aunque sigue alto, el precio interno de la carga de café bajó esta semana a $1.998.000, luego de haber estado con precio récord mucho más arriba de los $2.300.000 hace 4 semanas. Desde el año pasado no caía por debajo de los $2 millones. La baja producción, cuya tendencia es que este año caerá más abajo de los 12,6 millones de sacos de 60 kilos del año pasado, hace que los cafeteros no puedan disfrutar a plenitud, y que sean tiempos de cautela para el sector, frente a un futuro azaroso.
A esto se suman otras situaciones como la crisis de contenedores y la guerra en Ucrania, que han impactado de manera desfavorable los precios de los fertilizantes y otros insumos agrícolas, muchos de los cuales se producen a partir de hidrocarburos, cuyos precios internacionales también están disparados. Aunque en otros escenarios estaríamos ante una caficultura muy rentable y competitiva, el panorama actual está lleno de contrastes y si no fuera por el mal momento que vive Brasil en el volumen de su producción los cultivadores del grano estarían pasando por profundas dificultades.
En el Foro Cafetero realizado a comienzos de esta semana en el Recinto del Pensamiento de Manizales, con la participación del gerente general de la Federación de Cafeteros, Roberto Vélez Vallejo, se analizó el momento del sector y las amenazas que se ciernen durante este año, entre las que se encuentran las persistentes lluvias del primer semestre del año, que viene afectando la floración de los cafetales y la posterior salida del fruto y su maduración para el final de año. Unos 300 caficultores de toda la región se hicieron presentes para analizar la realidad cafetera y observar los mejores caminos para aprovechar de mejor manera los buenos precios pese a la caída en los volúmenes del grano. Una práctica fundamental es que se haga un adecuado mantenimiento a los cultivos, con las cantidades pertinentes de fertilizantes, así como avanzar más rápido en la renovación de los cafetales. Sin ello, pese a los buenos precios, los ingresos de las familias cafeteras no serán lo que se espera.
Todo indica que los problemas climáticos seguirán afectando a Brasil de manera significativa, lo que hará que los precios del grano en el mercado internacional también estén arriba por un largo trecho, posiblemente hasta el 2024, por lo menos. Durante ese tiempo Colombia podría acelerar una estrategia que ayude a elevar la producción, y regresar pronto, al menos, a los 14 millones de sacos (en el 2019 se produjeron 14 millones 752 mil sacos, la mejor cosecha en 27 años). No es una tarea imposible, si observamos que en los primeros años de la década pasada estábamos apenas en 10 millones.

El principal objetivo tiene que ser invertir en las fincas y ahorrar para lo que viene, que no será fácil. Cuando Brasil empiece a incrementar, de nuevo, su producción, los precios internacionales comenzarán a caer, y los desafíos van a cambiar. Por eso es clave también esmerarse mucho más en impulsar los cafés especiales que reciben prima adicional y, en general, trabajar por elevar la calidad del café. Es posible que para ello se requiera una inversión cuantiosa, pero los frutos se verán luego. No hacerlo así sería llevar a la caficultura a una nueva crisis, situación que afecta de manera directa a Caldas y el Eje Cafetero.