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La reforma tributaria es necesaria, de eso no puede haber duda. El déficit fiscal del gobierno hace urgente que se encuentren nuevas fuentes de recursos, esencialmente para atender todos los requerimientos de los hogares colombianos que más han sufrido con la pandemia de covid-19. Tiene que ser, desde luego, una reforma muy diferente a la que se trató de aprobar en abril sin el suficiente trabajo de socialización y pedagogía, y que ocasionó el estallido que aún nos tiene en esta difícil coyuntura de paro y confrontaciones.

Para el nuevo proyecto el actual ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, presentó una página web (https://bit.ly/3p5wzOf) en la que cualquier ciudadano puede ingresar para dejar sus propuestas, a partir de una información básica que describe las intenciones que se tienen con los nuevos recursos que ingresen al erario, y donde también hay documentos complementarios que pretenden explicar la necesidad de la reforma.

Aunque se necesita que haya mecanismos que sean más eficientes para dar a conocer lo que planea el gobierno y tener escucha activa a lo que piensan los ciudadanos, este ejercicio permite al menos que la gente se exprese y aporte puntos de vista. Frente a un asunto tan sensible es fundamental no cometer el mismo error del exministro Alberto Carrasquilla, quien ni siquiera buscó una concertación inicial con los partidos políticos en el Congreso de la República, antes de llevar el texto al Legislativo.

En distintos sectores ya se escuchan propuestas concretas acerca de lo que debe ser el nuevo proyecto. Fedesarrollo señala la urgencia de aumentar el recaudo, con medidas que no sean transitorias sino permanentes. En ese sentido llama a quitar los beneficios de la reforma tributaria del 2019 para las empresas y establecer una sobretasa al impuesto de renta a personas jurídicas. También gravar con más impuestos a quien gane mensualmente $15 millones o más.

Como ya lo hemos manifestado, un buen camino sería que quien tenga más pague más, y en ese sentido gravar los dividendos después de ciertos montos. Además, es clave que haya una sólida estrategia antievasión y antielusión, igual que frente a los capitales en paraísos fiscales, con lo que se podría no solo asegurar el ingreso de más dinero al tesoro nacional, sino luchar contra la corrupción. Tienen que encontrarse fórmulas que no impliquen afectaciones a la canasta familiar, ni ninguna otra medida que golpee el bolsillo de quienes más han sufrido durante esta pandemia.

Esta reforma tiene que estar orientada, así mismo, a la reactivación económica, con incentivos a la generación de empleo para los jóvenes y las mujeres, quienes son los más perjudicados en la actual coyuntura. En la medida en que sea un proyecto justo, que tienda hacia la equidad, al mismo tiempo que se impulsa la economía, puede convertirse en la puerta de entrada a la desactivación de la bomba social que aún arroja chispas, pese a que ya el comité de paro se comprometió, aceptando su responsabilidad en los mismos, a levantar los bloqueos que nos solo han golpeado de manera fuerte a nuestra debilitada economía y causado muerte en las vías, sino que han deslegitimado buena parte de sus propuestas.