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Al cumplirse 51 días al frente del gobierno, el presidente Gustavo Petro ya enfrenta las primeras marchas masivas de rechazo a sus políticas y propuestas de reforma en Colombia. En diversas regiones del país, sobre todo en Antioquia, miles de colombianos se hicieron escuchar de manera pacífica y le dieron un campanazo de alerta al Ejecutivo acerca de que los cambios que pretende impulsar tienen que ser ejecutados de manera dialogada y tomando en cuenta la crítica.
En Manizales la marcha del lunes superó también las expectativas y evidenció el descontento de numerosos ciudadanos con lo que ha sido hasta ahora esta administración que, si bien apenas arranca, también ha dado muestras de ejecutar cambios que muchos consideran precipitados, como la reapertura de la frontera con Venezuela, una reforma a la salud que termine debilitando el sector, cambios en el régimen de pensiones que lo hagan insostenible o el establecimiento de impuestos que destruyan empleos, entre otros.
Los marchantes, en sus arengas, le recordaron al mandatario que representan a la casi mitad de los colombianos que votaron en su contra en la segunda vuelta presidencial, quienes no estarán muy dispuestos a aceptar transformaciones que alejen al país de los enfoques de gobierno recientes y que puedan acercarlo a formas de administrar los bienes públicos que se parezcan a regímenes de izquierda radical en América Latina. Y, también por eso evidenciaron su rechazo a lo que Petro ha llamado paz total, pues consideran que al país se lo tomarán los criminales.
Sin duda, una prueba de fuego para el mandatario nacional será el trámite y aprobación de la reforma tributaria, que además de ser impopular, como toda reforma de este tipo, contiene elementos que podrían causar la huida de la inversión o tener efectos negativos para el crecimiento empresarial. Actualmente el texto inicial es discutido y tendrá, seguramente, muchos cambios antes de recibir la luz verde de los congresistas, quienes en este momento tienen la sartén por el mango para incluir o quitar cosas del proyecto.
Lo que es claro es que esta es apenas la primera de muchas manifestaciones de protesta que, seguramente, tendrá que afrontar el gobierno de Petro, y al ver la gran participación de esta ocasión es posible que resulten más masivas en próximas ocasiones. Estos mecanismos de participación, siempre y cuando no desemboquen en violencia, son expresiones muy elocuentes de la democracia que hay que proteger en un Estado de Derecho, y que son válidas para regular al gobierno y garantizar los contrapesos en una democracia.

Lo que le corresponde al gobierno de Petro es construir sobre lo existente sin dar pasos al vacío que siembren incertidumbre. La concertación es un método necesario para lograr reformas significativas y realistas, y en eso fue positivo que se sentara a dialogar con los líderes del Centro Democrático, encabezados por el expresidente Álvaro Uribe, llegando a conclusiones constructivas, pero también debe hacerlo con diversos sectores, no solo políticos, y no tratar de imponer nada a la fuerza.