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Hoy se conmemora el Día Internacional de la Mujer, fecha surgida de hechos infortunados en la historia de la humanidad, y con el que se pretende generar sensibilidad en la sociedad acerca de la urgente necesidad de derrotar las inequidades que ubican, generalmente, a las mujeres en desventaja. Las luchas de las mujeres por la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo en todo el mundo ha sido un camino difícil que a veces ha caído en su revictimización. 
Un día como hoy es un buen día para pensar en todas esas situaciones en las que no solo el hecho de ser mujer, sino de pertenecer a minorías étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas hace que muchas mujeres sufran discriminaciones de todo tipo. En un día como hoy debemos reconocer que falta mucho para alcanzar igualdad entre hombres y mujeres en los distintos espacios de la vida, como se refleja en toda clase de estudios realizados por las Naciones Unidas.
En un país como Colombia, si bien se han logrado avances en el papel alrededor de los derechos de las mujeres, se han aprobado leyes para protegerlas y se impulsan algunos programas oficiales que tienden al objetivo de buscar una mayor equidad, la realidad es que todos los días asistimos a toda clase de hechos en los que se refleja que estamos bastante atrás de todo lo que nos proponemos en esta materia. 
Las agresiones de todo tipo hacia ellas, el tratamiento desigual que reciben en diversos espacios y el irrespeto de que son objeto permanente es algo que no puede ocultarse. Por el contrario, solo en la medida en que esa realidad sea visible para todos será posible encontrar soluciones de raíz. Nadie puede negar que, en un contexto general, las mujeres reciben menos pago por su trabajo, que no alcanzan los mismo cargos de jerarquía que históricamente logran los hombres y que sus voces tampoco son escuchadas de manera suficiente, aún en los más avanzados contextos democráticos.
Justamente a cinco días de las elecciones que permitirán elegir al nuevo Congreso de la República, un paneo rápido nos muestra que las mujeres son minoría en medio de este ambiente político, y que gran parte de las que aparecen como candidatas, infortunadamente, son usadas simplemente como comodines para dar la sensación de equidad en las listas, pero que en el ejercicio real de la política no  reciben la oportunidad de liderar. Solo unas pocas que se empeñan decididamente a encabezar movimientos políticos, de manera muy valiente, se enfrentan a toda clase de obstáculos.
En el mundo del empleo también están, en términos generales, relegadas. No solo ganan menos en promedio por ejecutar trabajos equivalentes a los realizados por hombres, sino que las cifras de desempleo evidencian que para ellas, sobre todo para las jóvenes, es más difícil acceder a un puesto de trabajo. 

De hecho, en la más reciente medición del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) es claro que el desempleo masculino nacional fue del 11,2% mientras que el femenino fue del 19,4%, una brecha exagerada. Esto también se sintoniza con la realidad latinoamericana en la que de 24 millones de mujeres que perdieron su empleo durante la pandemia de covid-19 hay todavía 4 millones que no han podido recuperar su trabajo, según las Naciones Unidas.