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Un informe de la Lupa a la Contratación, realizado por este diario y la Corporación Cívica de Caldas da cuenta de la persistencia en el Instituto de Cultura y Turismo de Manizales en la contratación directa. De hecho, el 92,4% del total de contratos suscritos para la Feria de este año se hicieron bajo esa figura, lo cual suena mal, porque se generan muchos riesgos de favorecimientos y pago de favores con recursos públicos.
Ahora bien, tampoco podemos satanizar la contratación directa, porque hay casos en los cuales no hay otra manera de adquirir un bien o un servicio, pero sí hay que buscar que sea en el porcentaje más bajo posible. Debe privilegiarse siempre una contratación abierta, participativa y transparente. Es cierto que no es posible hacer una licitación para contratar a los artistas que vendrán a la Feria, y generalmente esas contrataciones hay que hacerlas de manera directa con los representantes del artista que se quiere traer.
Lo que sí puede hacerse es sacar una licitación para conseguir la empresa que se encargue de conseguir y negociar con todos los artistas que se quieren contratar, y no dejar eso para última hora, sino hacerlo con la suficiente anticipación. Para ello se requiere un proceso de planeación muy riguroso y bien estructurado que, a la luz de la contratación a última hora del año pasado, evidenció muchas falencias.
Es innegable que las altas cifras de contagio de covid-19 a mediados del año pasado, y el anuncio de un posible cuarto pico a partir de noviembre pudo haber causado traumatismos y dudas acerca de la realización de la Feria, y eso pudo haber llevado a que la planeación no fuera la suficiente, pero no es disculpa para la contratación directa señalar que se llamaron a viejos conocidos del ICTM, como garantía de que el evento se pudiera realizar. Lo más transparente es que esas empresas o personas conocidas también compitan por la contratación, en la medida de lo posible.
Siempre los procesos participativos y transparentes serán los mejores, y para la Feria del 2023 debería empezarse desde ya a trabajar en ese sentido, superando el lastre que ha tenido el ICTM desde hace muchos años, porque es claro que el problema no ha sido solo en la actual Administración municipal.
Otro punto clave es la idea de crear una Secretaría Municipal de Cultura, que se dedique a atender los sectores culturales de la ciudad que, a decir verdad, reciben desde hace mucho tiempo muy poco apoyo. Una dependencia de este tipo podría tener un presupuesto definido asignado y así evitar el actual episodio de tantos artistas mendicantes ante el ICTM. Pero, más importante que eso, podría construirse una verdadera política cultural que bajo el esquema de hoy no ha podido concretarse.
A algunos les preocupa que pueda tenerse una corporación aparte que se encargue exclusivamente de hacer la Feria de cada año, pero creemos que eso puede ayudar a que las cuentas sean más claras y que los resultados culturales, sociales y económicos sean mejores. Hay eventos como el Carnaval de Barranquilla, entre otros, que funcionan muy bien bajo ese modelo, y con una entidad de ese tipo de Manizales podríamos ser incluso más exigentes acerca de la buena planeación y calidad de la fiesta.