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La tierra es un bien escaso en muchos lugares de Colombia, y de hecho en Manizales su quebrada topografía tiene consecuencia como que haya escasez de terrenos para el crecimiento urbanístico y que los costos de las viviendas alcancen niveles por encima de construcciones equivalentes en ciudades similares. Eso hace que herramientas como la plusvalía opere como un buen regulador que evite rentas monopolísticas que influyan en la ampliación de las brechas en la propiedad.
Este mecanismo tiene virtudes innegables que bien aprovechadas pueden ayudar al impulso del desarrollo de una ciudad como la nuestra, pero su adopción no puede hacerse a la topa tolondra, y menos si los cobros proyectados no corresponden con los que deben hacerse en realidad, ya que el objetivo de tener más recursos para el desarrollo podría terminar yendo en la vía contraria y frenando las dinámicas económicas. Tiene que haber mucho equilibrio y sensatez en su aplicación para que sea algo positivo.
Hace ya varios años fue aprobado en el Concejo Municipal el cobro de la plusvalía en Manizales, tras lo cual se hizo un estudio que tuvo reparos, lo que impidió que se implementara de manera rápida. Luego la pandemia de la covid-19 atrasó su posible aplicación. Esta semana en el Concejo volvió a debatirse este importante tema, y el resultado de las discusiones es que es necesario actualizar los estudios para reflejar la realidad actual y así fijar unas tarifas razonables. Desde el 2003 se trata de implementar y no ha sido posible por distintas circunstancias.
La Administración Municipal, que es consciente de la necesidad de hacer los ajustes pertinentes al documento inicial que causó tanto rechazo cuando empezaron a llegar facturas de cobro sin mucha coherencia, el año pasado, debe agilizar esa tarea para que el Concejo pueda discutir la iniciativa a la luz de información clara, real y con criterios de justicia, de tal manera que el resultado global sea pertinente, beneficioso y responsable. Llama la atención que, pese a las advertencias, no se haya realizado la actualización antes de volver a llevar la iniciativa al Concejo.
Es fundamental que los ajustes que se hagan estén plenamente adecuados a la realidad, ya que esa será la única manera de superar los rechazos que se tienen hasta ahora. En la aplicación de esta figura está la posibilidad de recibir recursos que puedan reinvertirse en generar más valor agregado a la ciudad, y así elevar las posibilidades de desarrollo y de calidad de vida de todos los manizaleños. Se supone que para septiembre estaría en nuevo estudio y que desde finales del año se cuente con el nuevo esquema de tarifas.

Además de la rebaja del 50% al 30% que se hizo es ilustrativo el reclamo de quienes tendrían que pagar por el hecho de heredar un bien que muchas veces no compensa los montos de lo cobrado. Si los valores obedecen a un estudio riguroso y equilibrado, no habrá motivos para la oposición a la puesta en marcha de esta figura, y será posible que el Municipio obtenga una fuente fresca de recursos para el beneficio de la ciudad.