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12 horas para ir de Manizales a Mariquita, igual tiempo para llegar a Manzanares y no por derrumbes, sino porque sigue teniéndose esta vía como una alternativa a la La Línea cuando pasa algo en aquella, y el país productivo y turístico colapsa. Esto sucede porque esta sigue siendo una carretera que no cumple los estándares necesarios para el tráfico pesado. Dos tractomulas que se encuentren en una curva se convierte en un trancón de horas, porque no hay manera de acomodarse sin una serie de maromas al volante.
Nos quedamos esperando desde hace años el viaducto de Mesones, es increíble que en el corregimiento Padua (Herveo) aún haya una curva de 90 grados como desde que se construyó la vía hace ya casi 100 años o que no haya rectificación suficiente de la vía para permitir adelantar sin correr mayores riesgos, esto sin contar el embudo que sigue siendo el paso de Villeta a Guaduas. Los accidentes, por supuesto, están a la orden del día y esto se suma a los problemas en la movilidad. Basta oír los testimonios de quienes debieron padecer este suplicio entre el martes y el jueves de la semana pasada para entender que somos un país que no entiende de prioridades.
A la dirigencia política y económica de Caldas le ha faltado decisión para defender esta vía, indispensable para el país, que debe ser tratada como principal, pues sigue uniendo el occidente con Bogotá. No se debe depender solo de La Línea que, está demostrado, sigue presentando serios problemas y seguirá por las condiciones geológicas de nuestras montañas, así como por épocas se presenta en la ruta Manizales-Bogotá. Un país que piense en su competitividad debe tener posibilidades para que su aparato productivo funcione y en este caso, ese renglón de la economía se mueve en camiones. Colombia quiere promover el turismo, pero se hace muy difícil concretar ese anhelo con vías principales que siguen teniendo tantas curvas que de solo pensar en ellas provoca mareos a muchos.
El desdén que históricamente se mostró por el oriente de Caldas desde Manizales hizo que no fuera una prioridad la vía que conecta estos territorios; eso ha ido cambiando con el tiempo, pero se tiene que traducir en obras que beneficien a la comunidad y, debería entenderse desde el Gobierno Nacional que unir mejor Buenaventura con Bogotá es una prioridad. Con la llegada del ferrocarril a La Dorada, es posible que se siga incrementando la carga por esta vía para llegar al tren y eso la hace más necesaria.

La vía Manizales-Bogotá debe volver a la agenda de los dirigentes caldenses, a la RAP del Eje Cafetero y Tolima, como prioridad. Mientras eso llega, la Policía de Carreteras y las autoridades de Tránsito deberían -para fechas como las de Navidad- trazar planes como contraflujos, horarios nocturnos para camiones y diurnos para particulares u otros que impidan que por mala administración del flujo vial se repita lo que sucedió la semana pasada.