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El martes en la tarde la explosión de un carro bomba en la Brigada 30 del Ejército, en Cúcuta (Norte de Santander), hirió a 36 personas (algunos militares estadounidenses), tres de ellas de gravedad. La investigación preliminar, liderada por la Fiscalía General de la Nación y la Sijín y la Dijín de la Policía Nacional, apunta a que el Eln habría ejecutado la operación terrorista. La recolección de materiales probatorios, según palabras del fiscal Francisco Barbosa, señalan que una persona ingresó una Toyota Fortuner 2017 blanca a las 12:32 del mediodía, por la puerta principal, sin que se conozca si se cumplieron los protocolos de rigor de inspección del vehículo.
 Lo que se sabe es que el carro se mantuvo en el parqueadero frente al dispensario médico hasta las 2:45 p.m. De allí fue llevado cerca a la estructura de apoyo de la Fiscalía. Luego, la persona que manejaba la camioneta salió de la sede militar, y cinco minutos después ocurrió la primera detonación, a las 3:01 p.m. Tres minutos después fue la segunda explosión, que fue la más fuerte. Las indagaciones también llevaron al hallazgo en el lugar de 2.000 metros de cordón detonante. Un hecho llamativo es que el vehículo utilizado tenía un costo de $120 millones, y fue vendido en la capital nortesantandereana hace 15 días. Del nuevo dueño no se tiene mayor información.
 El presidente Iván Duque, quien viajó a Cúcuta el martes en la noche, anunció cuatro líneas de investigación para identificar a los responsables, aseguró que el FBI de los Estados Unidos ayudaría en las investigaciones y ofreció una recompensa de $500 millones a quien brinde información que conduzca a los autores del atentado. La posible complicidad de funcionarios de la Brigada con los terroristas será investigada, por lo que miembros de la guardia y directivos de esa guarnición fueron relevados de los cargos mientras se desarrollan las indagaciones.
 Lo ocurrido allí deja diversos interrogantes que deben ser resueltos durante el proceso investigativo, y tienen que ver con la facilidad con que el vehículo cargado de explosivos habría ingresado a las instalaciones militares. Eso debe llevar a que se refuerce la seguridad en las demás sedes del Ejército en el resto del país.
 Otro punto de análisis se relaciona con que este hecho se haya registrado en la ciudad fronteriza con Venezuela, país con el cual se tienen relaciones rotas desde hace varios años, y con el que por momentos se han tenido agresivos intercambios verbales.  
 No resulta prudente, por esto, la presencia de militares estadounidenses en esa Brigada, cuando la asistencia militar que estarían realizando desde hace algunos meses, según el Gobierno. Está muy bien que haya colaboración del país norteamericano en las investigaciones de este hecho, con sus organismos de inteligencia, pero debería evitarse que oficiales estadounidenses permanezcan en ese lugar de la frontera.

Quedan muchas pistas para que haya una investigación ágil y ojalá con prontos resultados, pero no por eso se debe caer en señalamientos tempranos sin el sustento probatorio necesario. Hay que rechazar todo acto de terrorismo, al tiempo que hay que ser muy cuidadosos en la identificación de los responsables.