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El tercer ministro de Justicia en menos de dos años, Wilson Ruiz, tomará posesión de ese cargo esta semana. El abogado vallecaucano, quien fue magistrado del Consejo Superior de la Judicatura, llega para reemplazar a Margarita Cabello, quien renunció hace un mes para aspirar a la Procuraduría General de la Nación, posición para la que fue escogida por el Senado de la República a finales de agosto, aunque su posesión será en enero.
Ruiz, quien había sido ternado por la Corte Suprema de Justicia para la Procuraduría, recibe ahora a cambio el Ministerio de Justicia, por lo que podría aprovechar su buena relación con los magistrados del principal tribunal del poder judicial del país para impulsar la tan esperada reforma a la justicia que tantas veces se ha intentado y siempre ha terminado empantanada. Van 18 intentos fallidos desde el 2002. Por las vías del diálogo y no por las de la presión indebida es que debe buscarse esa transformación que acerque el sistema de justicia al ciudadano y que le devuelva toda la credibilidad a las instituciones de ese poder.
La reforma judicial es la gran tarea que tiene Ruiz en ese ministerio, y no la tendrá fácil ya que la derrota que sufrió ante Cabello, en su aspiración a la Procuraduría, demuestra que deberá trabajar más con los partidos políticos en el Congreso de la República, pese a tener innegables cercanías al conservatismo, que lo ha acompañado en otras aspiraciones a altos cargos que se quedaron a mitad de camino. Allí en el Legislativo es donde tendrá que ir a gestionar todas las transformaciones que se piense introducir, si es que asume con seriedad esa misión y se empeña en no pasar sin pena ni gloria, como infortunadamente lo han hecho sus antecesores.
Otra misión de alto calado de la que el país estará atento es toda la política penitenciaria y carcelaria, en la que hay muchos pendientes, como el hacinamiento del 52% previo a la pandemia, y el cual se mantiene en niveles altos, pese a la salida de muchos presos en condiciones especiales. El presidente Iván Duque también le encargó avanzar en tareas como el expediente digital, la consolidación y fortalecimiento de mecanismos alternativos de resolución de conflictos y la jurisdicción agraria, entre otros. Deberá ponerle el pecho, así mismo, a la política de Ruta Futuro, de lucha integral contra las drogas.

Para entender la magnitud de las tareas que tendrá Ruiz solo hay que pensar que en los últimos 30 años Colombia ha tenido 22 ministros de Justicia, lo que evidencia que hay una alta rotación en ese cargo, y esa circunstancia es poco favorable para la ejecución y finalización exitosa de tareas de largo aliento. Ojalá Ruiz dure hasta el final del gobierno de Duque y en ese tiempo pueda sacar adelante la reforma a la justicia que tanto se necesita.