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Es satisfactorio ver que, luego de tanta espera, se reactivan las obras de construcción del Aeropuerto del Café, y que todas las condiciones estén dadas para que por fin ese sueño regional sea realidad. Muy pertinentes las reuniones de esta semana con la comunidad en Palestina para socializar los trabajos y hablar de las ofertas de empleo que surgirán, lo mismo que el acompañamiento de la Aeronáutica Civil en los compromisos de impulsar con fuerza la concreción de esta primera etapa, correspondiente a una pista de 1.460 metros de longitud.

Si bien, hay un retraso de cerca de dos meses con respecto a la fecha prevista para el inicio de los trabajos, llena de esperanza que esté llegando la maquinaria y el personal de la firma española OHL S.A., ganadora de la licitación que hará posible adecuar todo el terreno, hacer los drenajes y otras obras básicas, para la posterior construcción de la pista y de la terminal aérea como tal.

Lo que debe hacerse ahora es agilizar la ejecución para que se cumplan los tiempos previstos en el contrato, de 816 días calendario. Con los estudios técnicos que se tienen no hay disculpa para no ajustarse al cronograma, ya que la posibilidad de imprevistos es casi nula. Urge negociar los 19 predios que aún faltan para completar los terrenos del proyecto, y que no se conviertan en piedras en el zapato.

La existencia de un patrimonio autónomo en el manejo de los recursos tiene que ser prenda de garantía de un desembolso regulado, bien argumentado, en el que las inversiones se vayan traduciendo en avances de obras que, además, tienen que contar con la calidad necesaria que las haga aptas para las exigencias a las que estarán expuestas por largo tiempo. En Aerocafé se tiene la urgencia de recuperar la credibilidad que, infortunadamente, se perdió cuando en el pasado se prometió que pronto tendríamos aeropuerto, pero lo único que nos dejaron fue un escándalo de corrupción.

Eso obliga a que en esta ocasión sea permanente y directa la entrega de información acerca de lo que se está haciendo, que no haya ningún velo ante cualquiera de los procesos y que además de calidad en las obras haya completa claridad y transparencia alrededor del manejo de los recursos y los avances que se vayan teniendo.

Se tendrán muchos ojos pendientes de lo que allí se haga, buscando que no se repita la triste historia que estuvo a punto de dejarnos sin aeropuerto, y por ello desde la gerencia del proyecto tiene que hacerse todo lo necesario para volver a confiar. Lo primero es dejar claro que sí hay un cronograma y tiene que cumplirse en forma estricta, durante cerca de 27 meses, para que a finales del 2023 se tenga un proyecto muy avanzado.

Además, es necesario empezar a concretar la posibilidad de la segunda etapa de la pista, que según los estudios socioeconómicos harían más competitivo a Aerocafé, y así, con una extensión de 2.600 metros lograr el aterrizaje de aviones de mayor tamaño. Mientras que se avanza en la construcción de la primera fase, es importante hacer esos estudios y tramitar los recursos que hagan posible esa necesaria extensión.

También es clave que las otras dos licitaciones pendientes , que tienen que ver con la pista como tal y el edificio de la terminal, vayan rápido y se adjudiquen sin ninguna mancha de duda. A cada paso es fundamental afianzar más las bases de la credibilidad en el proyecto.