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Un efecto positivo, de los pocos que deja la pandemia de covid-19, es que las unidades de cuidado intensivo (UCI) se hayan incrementado bastante en los distintos hospitales de Colombia, lo que también ocurrió en Manizales y Caldas. Antes de la emergencia sanitaria solo había en el departamento 136 camas con estas características, y hoy se cuenta con 279 unidades (llegaron a ser 299), de la cuales está ocupado el 53,4% (149), lo que significa que hay 130 que podrían servir a pacientes con todo tipo de patologías.
Al cierre del domingo eran solo 9 personas con covid-19 en las UCI de Caldas, lo que evidencia la superación del tercer pico de la pandemia y que incluso estamos en un punto en el cual se tienen todas las posibilidades para que pacientes con cirugías represadas desde hace tiempo, sean operados. En ese sentido es muy pertinente la recomendación de la Dirección Territorial de Salud de Caldas (DTSC) de evacuar tales procedimientos.
Ya está identificado que enfermedades como las que obstruyen las vías coronarias (infartos), los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades de obstrucción crónica de los pulmones y los accidentes de tránsito demandan el mayor uso de las UCI. Al tenerse ahora una infraestructura médica más amplia de este tipo hay que aprovechar este momento de relativa calma para evacuar muchas situaciones aplazadas, y que con una intervención oportuna pueden salvar vidas y evitar que se agraven los pacientes. Sería ideal que se tenga una mayor prevención y cuidado en el momento de conducir vehículos y motocicletas, y evitar que estos hechos se conviertan en urgencias graves o casos críticos que ocupen estas unidades. Este, desde luego, debería ser el comportamiento habitual en las vías, sin importar que haya pandemia o no. Es clave que en este valle de la curva de contagios del coronavirus haya esfuerzos de las EPS e IPS para mantener la atención crítica en el más alto nivel, y que el cuarto pico que se anuncia, debido a la variante delta, no nos alcance sin las previsiones necesarias.
Tampoco es el momento de desmontar servicios. Por el contrario, hay que aprovechar lo ganado en infraestructura y darle un manejo que se refleje en una población más saludable y con atención de alta calidad en todo el sistema. Hace unos meses, sobre todo mayo y junio, la ocupación UCI alcanzó el 100%, la mayoría por covid-19, lo que significó la alerta roja. Hoy, con patologías diferentes, podría aspirarse a un uso mayor de esas unidades, sin que eso signifique una emergencia, y más bien evidenciar eficiencia y buen manejo de la capacidad instalada.

También es fundamental seguir avanzando en la vacunación, ya que esa es la única manera de evitar que las UCI se saturen de nuevo. En esto, el Gobierno Nacional no puede seguir bajando la velocidad de las aplicaciones, como ocurre también en Manizales y Caldas. Podremos retrasar el cuarto pico o lograr que no ocurra, si avanzamos en la protección de la mayoría de ciudadanos.