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El pueblo peruano escogerá hoy su nuevo presidente entre la derechista Keiko Fujimori y el izquierdista Pedro Castillo. Rumbos muy diferentes tomará ese país suramericano dependiendo de quien logre imponerse en las urnas. La primera es hija del polémico expresidente Alberto Fujimori (1990-2000, preso por delitos de lesa humanidad), mientras que el segundo es un maestro rural y líder sindical de ideología marxista.

Los peruanos deberán escoger el riesgo menor en la jornada de hoy, la cual ocurre en medio de una delicada crisis económica, política y sanitaria (es el país con mayor número de muertes per cápita del mundo por la pandemia). Ambas propuestas son profundamente populistas, pero según el nobel peruano Mario Vargas Llosa se debe escoger el mal menor.
Fujimori, de Fuerza Popular, y quien busca por tercera ocasión la Presidencia, propone darle continuidad al modelo del libre mercado que se aplica en Perú desde hace décadas, lo que representaría mínimos cambios con respecto a lo que ocurre hoy en el vecino país, que es un importante socio comercial de Colombia en la Alianza del Pacífico (AP). La diferencia es que ella asegura que tendrá un carácter “solidario”, con un “bono oxígeno” para los más pobres.

Entre tanto, Castillo, de Perú Libre, apunta a cambiar la Constitución Nacional como prioridad y seguir los pasos de Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador. Su lema es “no más pobres en un país rico”, y llama al modelo que propone “economía popular con mercados”, de corte nacionalista y proteccionista, y con la promesa de “deuda externa cero”. Si gana, lo haría sobre todo gracias al fuerte antifujimorismo que hay en Perú.

Ante el estrecho margen entre ambos en las encuestas, la incertidumbre es total acerca del destino que tendrá este país, que sufrió la peor caída de la economía el año pasado (-11%) en América Latina, y que tiene el inmenso desafío de recuperarse pronto.
Lo peor es que la probabilidad de una alta abstención es significativa, debido a que los peruanos están hartos de la corrupción, lo que llevó a que en ese país hayan pasado cuatro presidentes en cinco años, y que varios de sus expresidentes estén salpicados por el escándalo de Odebrecht. Aunque la gente, en general, clama cambios, la fórmula populista de Castillo los llevaría a ser una nueva Venezuela, mientras que la de Fujimori tiene la sombra de la corrupción a sus espaldas. Quienes están indignados con la clase política tendrán gran peso en la elección, aunque entre ellos hay un amplio sector que rechaza a ambos candidatos.

Algunos afirman, incluso, que hoy se abrirá una caja de pandora, y que la incertidumbre reinará hasta que se conozca claramente el estilo de gobierno del ganador, lo que podría devolver la tranquilidad o por el contrario agitar más las aguas. Lo que parece seguro es que cualquiera de los dos que sea el nuevo jefe de Estado contará con una férrea oposición permanente, y la polarización política tenderá a fortalecerse con cada determinación del Ejecutivo.

No se ven fáciles los meses y años venideros para Perú, y los países del área tendrán que estar muy atentos para evitar que allí se compliquen las cosas y los países tengamos que cargar con parte de la crisis, como ya nos ocurre a los colombianos con Venezuela.