El pasado domingo se realizó el cabildo abierto comunal de San José y la Plaza de Mercado, en el que voceros de la comunidad expusieron las diferentes problemáticas que sufre el sector, donde hace 10 años fue presentado con bombos y platillos un macroproyecto que se encuentra en pañales y con pocas expectativas de avances. De hecho, en el cabildo abierto, que fue programado gracias a un dictamen judicial, varias de las personas que intervinieron lo llamaron "Macrodesastre" y exigieron su reformulación.
Estuvieron presentes líderes comunitarios, instituciones con trabajo en el sector y miembros de la comunidad, pero la gran ausente fue la Administración Municipal, con ningún funcionario en la importante reunión, lo que muestra una actitud de desgano frente a los reclamos y planteamientos de quienes habitan en el sector y buscan desde hace tiempo que se les escuche y se tomen decisiones pertinentes que enderecen el proyecto, para que ese lugar se convierta en el polo de desarrollo en el que siguen ilusionados sus habitantes. Como sea, en una semana la Alcaldía deberá responder por escrito los interrogantes que surgieron de la reunión y que fueron condensados en un documento.
Tres alcaldes han pasado desde que comenzó a ejecutarse el macroproyecto, y no ha sido posible destrabar los distintos vericuetos que se mantienen como obstáculos para avanzar. Muchos han sido los gerentes de la Empresa de Renovación Urbana de Manizales (ERUM) que han tratado de impulsar la iniciativa, sin encontrar cómo imprimir la dinámica necesaria que agilice los planes de vivienda y demás iniciativas planteadas desde hace una década. La llamada zona mixta, en la que también podrían participar capitales privados que desarrollen proyectos de todo nivel, tampoco parece tener viabilidad por el encarecimiento que han tenido los terrenos, lo que resta viabilidad a cualquier iniciativa que se emprenda.
Es evidente que allí hubo improvisación, que se presentaron abusos contra familias que resultaron desplazadas del sector sin compensación justa, que hubo desorden administrativo, y que la paquidermia que se ha impuesto genera pesimismo y desazón frente a lo que falta por desarrollar. Se necesita poner en blanco y negro la gestión predial, impulsar la construcción de zonas verdes y lugares de recreación que conviertan la zona en sitio agradable para vivir, aplicación de estrategias que garanticen la seguridad. No puede haber más aplazamientos para las soluciones que allí se requieren.
Lo que más se necesita ahora es voluntad política para que el Macroproyecto San José no siga siendo un elefante blanco. La inasistencia de la Administración Municipal al cabildo dejó un mal sabor, pues así esté en la recta final de su periodo, la gente siempre merece ser oída y en lo posible atendida. Quien resulte elegido el próximo 27 de octubre a la Alcaldía de la ciudad tendrá que afrontar con decisión, creatividad y oportunidad un problema que se ha estudiado y diagnosticado como pocos, pero donde la mano del Estado no ha llegado como la comunidad lo reclama y necesita.
Sería ideal que el Ejecutivo municipal, la comunidad del sector, los gremios privados y la academia empezaran a reflexionar juntos acerca de la manera ideal de revivir la buena idea que se tuvo en la década pasada, pero que ha sido pésimamente implementada. Debe ser una preocupación prioritaria de la ciudad hallar el nuevo rumbo y buscar, desde luego, un nuevo apoyo del Gobierno Nacional que garantice que esta vez las cosas sí se harán de manera adecuada.
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