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El pasado fin de semana se cumplió el primer año de la destrucción protagonizada por el huracán Iota en la isla de Providencia, la segunda porción de tierra más importante del Archipiélago de San Andrés, en el Mar Caribe colombiano. Aunque en un primer momento el Gobierno Nacional asumió el compromiso de lograr la reconstrucción en 100 días, lo cierto es que tras cerca de 370 días de ocurrida la emergencia el avance de obras va en solo el 50%. Ahora se afirma que la recuperación física total estará lista en el 2024.
Cuando apareció Iota, con veloces vientos por encima de los 250 kilómetros por hora, los habitantes de Providencia se mantuvieron en refugios mientras pasaba lo peor, y tras al regreso a la calma salieron de sus escondites para encontrarse con una destrucción del 98% de la infraestructura de la isla. No tuvieron más remedio que pasar meses y meses en carpas, con la esperanza de salir pronto hacia sus nuevas viviendas. Aún hay isleños en techos improvisados, a la espera de que en marzo del 2022 estén muy avanzadas las obras, como lo afirma el Gobierno. A la fecha se tiene 337 casas de las 910 que hacen parte del proyecto.
En lo relacionado con el hospital, hoy funciona como una tienda de campaña, pero la idea es que en unos dos años y medio se tenga una edificación hospitalaria nueva, suficientemente dotada y con el personal médico necesario para atenderlo en nivel 2. Ojalá que no haya nuevos aplazamientos, porque lo hecho hasta ahora ha sido lento y no se cumple con las expectativas creadas.
No es la primera vez que promesas como esta se dilatan y sufren demoras exageradas, ya que algo parecido ocurrió con la reconstrucción de Mocoa (Putumayo), luego de la emergencia de marzo del 2017. Tras casi cinco años de los hechos, que afectaron la mitad de esa ciudad, aún hay gran parte de la tarea pendiente y, en algunos sectores de la población hay desesperanza. Igual ocurre con muchos de los habitantes de Providencia, quienes critican que los compromisos no estén resueltos aún, como lo prometió el Ejecutivo.
En ese mismo sentido se pronunciaron recientemente organizaciones como Transparencia por Colombia, que además de pedirle al Gobierno Nacional que agilice la reconstrucción, denunció que se observaron varias fallas en el proceso contractual de las obras, y que existe falta de transparencia en la entrega de información. Además de retrasos en las ejecuciones en la reconstrucción de Providencia, se detectaron modificaciones en los planes y presupuestos iniciales de los trabajos, por lo que Transparencia pidió al Ejecutivo corregir estas falencias.

Pese a los retrasos y a las promesas fallidas, hay que reconocer que se invierte allí una importante cifra: $1,2 billones en el llamado Plan de Acción Específico (PAE), creado especialmente para atender a los isleños. Es una buena cantidad de recursos que, además de apuntar a la reconstrucción, ayuda a la reactivación económica del archipiélago, de la mano de la generación de empleos, lo cual impacta de manera directa y positiva a los pobladores de la isla.