El desempleo alcanzó el techo en abril y mayo, según Fedesarrollo, cuando se ubicó en 21,4%. En junio empezó a verse una leve recuperación, ya que la cifra de desocupados bajó al 19,8% (muy elevada frente al 9,4% del año pasado en ese mismo mes). La situación se explica por sí sola: las medidas de cuarentena para contener la expansión del coronavirus llevaron a que muchas empresas paralizaran totalmente su operación. En solo abril se destruyeron 5,3 millones de empleos en el país. De esos, 1,1 millones se recuperaron en junio. En el caso de Manizales la preocupación es mayor, ya que el desempleo siguió en alza al pasar de 21,4% en mayo a 25,6% en junio, y sin expectativas de mejora.
Pese a que la reactivación económica empieza a mostrar resultados positivos en el país, la realidad es que las cifras del desempleo siguen muy altas, y las posibilidades de descensos más rápidos no son muchas, ya que con el aumento de los contagios de covid-19 el Gobierno le ha puesto el freno a la reapertura de varios sectores, y con ello es muy posible que para julio las cifras se mantengan en los niveles de junio. Y hacia adelante no se ve que esta situación pueda cambiar rápidamente. Fedesarrollo considera, inclusive, que como están las cosas el 2020 lo terminaremos con un desempleo del 18%, aproximadamente.
De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) las mayores pérdidas de empleo se han dado en las actividades artísticas, entretenimiento y recreación (737 mil), comercio y reparación de vehículos (636 mil), administración pública, defensa, educación y atención a salud (635 mil) y en las industrias manufactureras (599 mil). Colombia es hoy el país con mayor desempleo en América Latina, y en el que la pandemia ha tenido los mayores impactos en el mercado laboral.
Eso lleva a pensar en la urgencia de que se tomen medidas de fondo, estructurales, para que los empleos perdidos se recuperen. Si antes de la pandemia era necesaria una mayor flexibilización de las condiciones de contratación y, en general, nuevas medidas para bajar los costos de los empresarios en la generación de empleos, hoy esa debe ser prioridad. Si no se toman medidas efectivas y prontas la posibilidad de que se sigan perdiendo empleos es real. Hay que apuntar a, por lo menos, recuperar el terreno perdido. Antes de la pandemia se tenía una población ocupada de 22,6 millones, y hoy solo se llega a los 18,3 millones.
Además, los sectores informales son los que más han sufrido con la inactividad, lo que necesariamente nos conduce a la reflexión acerca de la reducción real en los ingresos en los hogares. Si no se busca la manera de recuperar esos ingresos seguirá cayendo el consumo interno y la economía no encontrará bases sólidas para recuperarse. Se deben emprender estrategias y reformas que corrijan todas las distorsiones estructurales que cierran la posibilidad de una reactivación fuerte, con mejores efectos para los sectores productivos y el empleo. Obviamente, todo esto hay que hacerlo en el marco de una correcta bioseguridad que permita mantener controlada la pandemia.
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