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La Feria de Manizales no es solo la gran fiesta anual de los habitantes de esta región, es un ícono cultural, es identidad, oasis y esencia social de los manizaleños. Además, es sinónimo de dinamismo económico y sustento para miles de familias. Estas son apenas algunas razones para que todo aquello que se haga alrededor de la Feria tenga que pensarse y hacerse con mucha responsabilidad, sin improvisaciones, con el propósito de tener cada vez un evento más consolidado y sólido. La cancelación de la Feria de este año fue una decisión sensata y pertinente, y la realización de la próxima tiene que ser impecable.
 Desde el 10 de febrero pasado, cuando se dijo desde la Administración Municipal que la Feria del 2021, que no pudo hacerse en enero, sería trasladada para realizarse del 27 de junio al 5 de julio, manifestamos nuestro desacuerdo, no solo porque esa no es una fecha afín a la tradición de la fiesta, en la que la temporada taurina es esencial, sino porque los eventos de esa semana podrían terminar siendo flojos, sin el peso de lo que estamos acostumbrados cada año en enero.
 Hay que valorar que el alcalde, Carlos Mario Marín, haya reflexionado y que afirme que esa idea ya quedó desechada. Lo serio y responsable ahora es que el Instituto de Cultura y Turismo de Manizales se enfoque en lograr que la Feria del 2022, que sería la número 65, regrese a los cauces de lo que ha sido, y de esa manera la ciudad empiece a recuperar el espíritu de la fiesta, que sea un mensaje de optimismo acerca del futuro de la ciudad y de Caldas. Hasta antes de la pandemia de covid-19 tuvimos eventos de buena calidad, y ahora hay que garantizar que inclusive sea mejor.
 Si todo va por el debido cauce, para finales del año la cifra de vacunados en la región podría acercarse a la inmunidad de rebaño, y aunque habría que seguir aplicando los protocolos de bioseguridad, seguramente podrían hacerse eventos con público, y recuperar al menos en buena parte la dinámica que una festividad como esta provoca en todos los ámbitos de la vida y en los sectores económicos. La Feria del 2022 tiene que ser un factor determinante para la reactivación de la economía de la ciudad.
 Por todas estas razones hay que buscar que se haga una planeación excelente de la programación, y que la ausencia de este año se refleje en un evento muy organizado, con todos los actos tradicionales del más alto nivel y con novedades que sean propuestas refrescantes y positivas, muy atractivas para el público. Hay que apostar a que en ese momento se hagan conciertos con grandes artistas, desfiles memorables y también un gran cartel de toreros y ganaderías en las corridas.  

Todos los esfuerzo y energías hay que aplicarlas desde ya a confeccionar una gran celebración, con la que los manizaleños podamos empezar con pie derecho y gran esperanza el 2022. El 2020 fue un año difícil, el actual tampoco ha sido fácil, pero hay que trabajar para que en el 2022 queden atrás los lastres que nos afectan y que hacia adelante solo se vean avances y crecimiento.