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En acciones humanitarias realizadas por la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) en el cementerio de La Dorada (Caldas), del 8 al 12 de julio, fueron hallados 27 cuerpos que, posiblemente, correspondan a personas que fueron desaparecidas durante el conflicto armado. Hay en ese lugar 49 sitios de interés forense, que fueron revisados con ese objetivo. En este municipio se han registrado al menos 537 víctimas de desaparición, según datos del Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica.
Será ahora el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses el que realice los análisis pertinentes a esos cadáveres y establezca las identidades. Este proceso hace parte del llamado Plan Regional del Magdalena Caldense, como parte de las medidas cautelares solicitadas por el Movice (Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado) a la Justicia Especial para la Paz (JEP). 
Se tiene, además, el apoyo de organizaciones como la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo y el PNUD, en articulación con las organizaciones de la sociedad civil, en particular con la Fundación para el Desarrollo Comunitario de Samaná (Fundecos), el Equipo Colombiano Interdisciplinario de Trabajo Forense y Asistencia Psicosocial (Equitas) y el Centro de estudios sobre conflicto, violencia y convivencia social (Cedat).
De acuerdo con el informe de la UBPD los cadáveres estaban en bolsas, dentro de una celda de custodia del cementerio, y al hacer los primeros análisis se pudo establecer que la mayoría correspondía a hombres y que los cuerpos tenían rastros de impactos de armas de fuego. Tales indicios podrían conducir a que, efectivamente, corresponden a víctimas de ese conflicto que arrasó esa zona del oriente de Caldas, principalmente durante la segunda mitad de la década de los 90 del siglo pasado y la primera mitad de la primera de este siglo XXI.
Lo fundamental de esta tarea es que, tras una larga espera, los familiares puedan recibir los cuerpos y poder despedir a sus seres queridos en una forma digna. La tranquilidad que les puede dar tener la certeza de que sus restos estarán en un lugar determinado, y que podrán hacer el duelo, es algo que tiene un inmenso valor para quienes cada día sufren con la ausencia y la incertidumbre del paradero de padres, hijos y nietos. Ya en Samaná, también en el oriente caldense, varias familias pudieron cumplir hace algunos meses con el objetivo de trabajar con la UBPD con la esperanza de conocer el paradero de sus seres queridos, desaparecidos por años. Próximamente se les podrá dar respuestas concretas, tras haber cotejado su ADN.

Es un hecho de gran importancia, si se tiene en cuenta que al cierre del 2020 figuraban 4 mil 742 personas reportadas como perdidas en los 27 municipios caldenses, de acuerdo con el Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres (Sirdec), del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses. En marzo pasado aún no se tenía noticias de 2 mil 175 desaparecidos. De otros 233 hay certeza de que murieron. Habrá que seguir con esta tarea en otros municipios de la región, en donde muchas personas aún esperan noticias de quienes salieron un día de sus casas y nunca volvieron.