Hoy Alemania elige a su nuevo canciller, con lo que terminará la era de Ángela Merkel, quien sin duda alguna en 16 años le aportó a la Unión Europea (UE) estabilidad en los numerosos momentos complejos que ha tenido esa zona del mundo durante este siglo (la crisis del euro, la llegada masiva de refugiados, el Brexit y el surgimiento de nacionalistas radicales en Polonia y Hungría, entre otros).
Su indiscutible liderazgo pragmático puso en el sitial más alto del poder a la mujer en el mundo y logró consolidarse sin la necesidad de expresarse con agresividad, pero sí con sensatez y firmeza, sin caudillismo. Quien gane hoy tendrá el enorme desafío de reemplazar un estilo de trabajo y unas formas diplomáticas efectivas de enormes complejidades, en las que temas modernos como el cambio climático, la justicia social y la transparencia democrática tuvieron protagonismo.
La paradoja es que Olaf Scholz, del Partido Socialdemócrata (SPD), quien actuó como vicecanciller y fue ministro de Finanzas de Merkel, no recibió el respaldo de la líder saliente, pese a haber trabajado juntos por años y compartir su misma agenda en la coalición de gobierno, aunque con una visión más progresista. La líder conservadora argumenta su rechazo a Scholz, debido a que él no descarta una alianza con la izquierda para conformar gobierno.
Entre tanto, Armin Laschet, de la Unión Democrática Cristiana (CDU/CSU), de un corte más conservador y del mismo partido original de Merkel, recibió el empujón de la canciller a última hora, en medio de abucheos en el Parlamento. Lo cierto, sin embargo, es que los sondeos más recientes siguen dando la ventaja a Scholz (menos carismático que su opositor) por un estrecho margen.
Lo que sí parece seguro es que luego de que los verdes y los liberales se desinflaron en la búsqueda de las mayorías, el sucesor de Merkel provendrá de la tendencia conservadora. De hecho, los dos aspirantes más opcionados se presentan como sucesores del legado de la saliente canciller.
Todo el mundo tiene conciencia del enorme vacío que dejará la líder alemana en la Unión Europea tras su retiro voluntario de la Cancillería (pudo haber aspirado de nuevo y habría ganado seguro), y no hay claridad acerca de quién logrará tomar sus banderas en el continente. Se cree que tal vez el primer ministro francés, Emmanuel Macron, será el más visible, pero hay dudas acerca de si solo podrá hacer lo que hasta ahora ha estado bajo el liderazgo de la canciller alemana.
Mientras en Alemania se tendrá hoy el cambio de líder nacional, lo cual genera toda clase de incertidumbres, en otro miembro del G7, Canadá, esta semana el liberal Justin Trudeau logró mantenerse en el poder, aunque no alcanzó el objetivo de la mayoría absoluta que buscaba al anticipar las elecciones. Como sea, su permanencia garantiza que las políticas adoptadas durante la pandemia, muy parecidas a las de la Unión Europea, no sufra cambios y haya una sensación de estabilidad.
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