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La Selección Colombia de fútbol, como todos lo lamentamos, no podrá estar en la próxima fiesta mundial del balompié. El colombiano que sí podrá disfrutarlo es el técnico Luis Fernando Suárez, que lidera el banco de Costa Rica, seleccionado que se convirtió en el último equipo en llegar a conformar el grupo de 32 selecciones que disputarán la copa en Catar 2022, del 21 de noviembre al 18 de diciembre.

 Otros pocos colombianos vinculados como jugadores a los equipos de Ecuador (Byron Castillo) y Canadá (Jonathan Osorio), y el árbitro caldense Nicolás Gallo, serán nuestros representantes en el gran evento, que tendrá su partido inaugural entre los equipos de Catar y Ecuador, en el estadio Al Thumama, de Doha. Debemos recordar que, del grupo en el que quedó eliminada Colombia, estarán en el Mundial las selecciones de Brasil, Argentina, Uruguay y Ecuador. La opción peruana se desinfló en el partido de repechaje contra Australia.

 A nuestra selección, que acaba de presentar al argentino Néstor Lorenzo como su nuevo técnico, en reemplazo de Reinaldo Rueda, solo le queda la ilusión de buscar con un nuevo grupo de jugadores un cupo en el Mundial del 2026, que se jugará en 11 ciudades estadounidenses, dos canadienses y tres mexicanas. Esperamos que, de la mano de Lorenzo, quien fue asistente de José Néstor Pékerman en su paso por la Selección Colombia, y que conoce bien el fútbol de nuestro país, la historia de la próxima eliminatoria mundialista sea positiva.

 Por lo pronto, a los colombianos nos tocará hacerle fuerza a los equipos de esta región que sí podrán disputar la copa, y sobre todo a los pocos colombianos que harán parte de las delegaciones de deportistas que saltarán a la cancha, o que, como en el caso de Gallo, podrá estar en el Mundial gracias a su calidad como árbitro y su especialización en el VAR, herramienta tecnológica que cada vez toma mayor relevancia en este deporte. Para Caldas es motivo de orgullo que un hombre de esta tierra esté entre los mejores del mundo en el arbitraje. Ese es nuestro premio de consolación.

Además del proceso que pueda desarrollar Lorenzo de ahora en adelante, con la responsabilidad de hacer un recambio en la nómina de jugadores y aprovechar muy bien los talentos de nuestras figuras, también surge ahora la ilusión de que nuestro país pueda participar como sede para el Mundial del 2030, que, según ha trascendido, se jugará en países de Suramérica. Así como lo harán los norteamericanos, y ante la frustrada Copa América que no se pudo jugar aquí por asuntos de pandemia, valdría la pena que dos o tres ciudades colombianas puedan ser sedes de partidos de ese campeonato.