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La economía colombiana creció el 10,6% durante el 2021, de acuerdo con el informe presentado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Se superó la proyección que se tenía del 10,2% y evidenció que estuvo entre los mejores rebotes de la economía en América Latina, luego de la enorme caída del 2020, que en el caso de nuestro país fue del -7%.
Es un indicador positivo, sin duda, que debe conducirnos al optimismo acerca de lo que pase este año, pese a que estemos en medio de un largo periodo electoral, coyuntura que juega en contra del crecimiento económico. También, en estos momentos, se debe considerar el panorama de inflación creciente y de un posible descenso en el consumo de los hogares.
Las razones del buen rebote del año pasado, tras la pandemia de covid-19, tienen que ver con las buenas cifras del comercio al por mayor y al por menor, la reparación de vehículos, el transporte y almacenamiento, así como el alojamiento y servicios de comida. De la misma manera el comportamiento de las industrias manufactureras y la administración pública y defensa contribuyeron positivamente en esta dinámica.
Sin embargo, no todo es color de rosa, porque este crecimiento está lejos de reflejarse en los empleos. De hecho, el índice del desempleo sigue alto y la recuperación de los puestos de trabajo prepandemia no se ve cercana. El Fondo Monetario Internacional (FMI), frente a estos resultados, señaló que Colombia necesita ajustes estructurales en la economía para poder hacer una mejor distribución del crecimiento, como el del año pasado. También pronostica que en el 2022 la economía nacional se expandirá en 4,5%.
Los empresarios colombianos demostraron en medio de la emergencia sanitaria una gran resiliencia, lo que amortiguó el golpe de los cierres prolongados y los aislamientos obligados por bioseguridad. Ahora bien, el contexto también muestra que la economía fue un 4% más pequeña durante el 2021, lo que se expresa en unos $47 billones menos en producción. La tarea es cerrar esa brecha para generar empleo y lograr sostenibilidad en el crecimiento.

Un tema delicado es que la crisis mundial de contenedores continúa, los precios de los alimentos se mantienen al alza, muchas materias primas tienen valores crecientes, y esos son fantasmas frente a los que el país tendrá que luchar en los próximos meses, y ganar las batallas para asegurar una real recuperación. También deberá comprometerse más con la adaptación al cambio climático, para que se garantice un crecimiento sostenible.
La posibilidad de desaceleración, mientras se retoman los niveles del PIB previos a la pandemia, es latente, lo cual también tiene el influjo de las dinámicas económicas en China y los Estados Unidos, además de las tensiones en Ucrania, principalmente. Son puntos que no pueden ignorarse.