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La creación del nuevo Fondo de Estabilización de Precios del Café es una gran noticia para las cerca de 500 mil familias cafeteras colombianas. El anuncio de que arrancará con un monto de $218 mil millones es prometedor, pero la esperanza también es que lo recibido por la venta del café colombiano en el exterior sea tan bueno y que el precio interno, así mismo, siempre esté por encima de los costos de producción, que no sea necesario usarlo para garantizar la sostenibilidad de los cultivos, sino para mejorar la rentabilidad. Los recursos provienen del erario nacional y de los caficultores. Otras fuentes podrían ser terceros actores de la industria interesados en la sostenibilidad de sector y regalías de la Nación.
Ahora bien, como los altibajos en las cotizaciones internacionales han sido una constante durante la historia del mercado cafetero, la existencia de este fondo se convierte en un bálsamo para todos aquellos caficultores que en el pasado se vieron envueltos en graves crisis, debido a la ausencia de mecanismos de mitigación de golpes económicos de gran magnitud. Eso llevó, inclusive, a muchos a retirarse de la actividad. Quienes persisten tendrán ahora una especie de garantía de compra a precio sostenible.
Para que el nuevo fondo funcione bien es fundamental construir una reglamentación muy bien sustentada, en la que se establezca con claridad cómo, cuándo y cuánto será el dinero que se usará para amortiguar posibles caídas del precio del grano. También cómo serán los mecanismos de ahorro, el cual debe activarse fuertemente durante la época de los precios buenos, y así poder garantizar la sostenibilidad del fondo en el largo plazo.
De acuerdo con el Comité Nacional de Cafeteros, del que hacen parte los ministerios de Hacienda, de Comercio, Industria y Turismo, de Agricultura, y el Departamento Nacional de Planeación, ya hay una clara estructura de funcionamiento, en la que se establece la existencia de una Secretaría Técnica, que liderará el manejo del organismo, del cual se comenzó a hablar hace cerca de 8 años, y que empieza a concretarse. Ahora hay que establecer los detalles operativos y los protocolos alrededor de este mecanismo.
En momentos en que la producción cafetera está en niveles altos y con posibilidades de mejora, es muy importante que llegue la tranquilidad de una herramienta que garantice que el ingreso por la venta del grano, en el peor de los casos corresponda al menos a la recuperación de la inversión, sin que signifique trabajar a pérdida. Así, como lo dijo el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, los caficultores se podrán dedicar a producir el mejor producto del mundo, e inclusive afinar más los procesos de los cafés especiales que pueden significar mejores ingresos hacia el futuro, con una mayor rentabilidad, que ha sido una debilidad del sector.
El manejo del Fondo de Estabilización debe ser impecable, con total transparencia y mecanismos de activación muy definidos. Los recursos deben tener un manejo pulcro y muy bien auditado, además con unas políticas de inversión de recursos muy seguras y que eviten especulaciones financieras riesgosas, y que se garantice una liquidez adecuada para que puedan estar disponibles cuando sean requeridos. 

La idea de que comience a funcionar en abril o mayo próximos llena de esperanza a muchos cultivadores que siempre han estado ligados al café, y que ven en esta alternativa un camino real de mejorar su economía y su calidad de vida. Que se mantengan y fortalezcan las políticas de renovación de cafetales es vital para que el sector recupere el vigor y se mantenga fuerte; también buscar la manera de acceder a fertilizantes con mejores precios.