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Acaba de cumplirse un mes de la invasión rusa a Ucrania, con un panorama de solución a ese conflicto que se ve lejano. Rusia mantiene su ofensiva irracional contra el vecino país, que con enorme coraje viene resistiendo a los ataques, mientras que las potencias occidentales analizan cómo actuar para tratar de contener a Vladimir Putin y sus actos desmedidos.
Desde la Guerra Fría que siguió a la Segunda Guerra Mundial, y que tuvo momentos complicados como la crisis de los misiles en Cuba, en 1962, no se tenía un panorama de tanta tensión en el mundo como el actual. Los efectos para el resto del mundo son palpables y se expresan en precios elevados del petróleo, escasez del gas natural en Europa y nerviosismo permanente en el mercado bursátil, a medida que Putin se hace más tozudo y soberbio frente a su objetivo de dominar a Ucrania.
Ayer se llevó a cabo una reunión extraordinaria de socios de la OTAN, en la que se analizó la coyuntura y de la que surgieron nuevas advertencias al lìder ruso acerca de las respuestas que tendrían los miembros de ese organismo, sí Putin decide el uso de armas químicas o nucleares contra los ucranianos. De hecho, en forma casi simultánea, el Departamento del Tesoro de EE.UU. anunció nuevas sanciones contra miembros del parlamento y empresas rusas, además del Sberbank, el banco más grande de ese país.
No obstante, las distintas sanciones que hoy se aplican parece importarle poco a Putin, quien en lugar de retirarse parece tomar nuevos impulsos para poner en aprietos a Europa. Putin estaría buscando que la OTAN termine involucrada en el conflicto, y arrastrar así al resto de potencias a un conflicto que no tiene sentido ni para los rusos. Lo que debe hacerse es ir cada vez con mayor decisión hacia el aislamiento de Rusia, expulsándola, si es posible del G-20 y del G-7, y mantener la presión hasta obligar la retirada.
Si ya el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, aseguró que su país renunciò a su interés de ingresar a la OTAN, las fuerzas rusas deberían haberse retirado, ya que ese fue el motivo esgrimido por Putin para tratar de justificar la invasión, pero con lo que viene pasando es claro que lo que quiere es lograr un cambio de gobierno en el vecino país, a la fuerza, para convertirlo en su títere. Parece que está dispuesto a lo que sea para asegurar su propósito dictatorial.
Es fundamental que también países como China, que estarían dispuestos a brindar apoyo a Moscú, reflexionen acerca de las consecuencias de actuar de esa manera. Por el contrario, debería unirse al pedido de la Asamblea General de las Naciones Unidas que le pide a Rusia que termine la invasión sin más condiciones. Es claro que la guerra no le sirve a nadie, así momentáneamente haya situaciones como el alza en el petróleo y el carbón, lo que ha beneficiado a Colombia, es indiscutible que la desaceleración del crecimiento mundial debilitará la demanda externa por exportaciones y afectará los flujos de capital hacia nuestro país.