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El presidente Iván Duque desarrolló desde la semana pasada una intensa agenda internacional que lo llevó del Reino Unido a Francia, y luego a Emiratos Unidos e Israel. Además de asumir ambiciosos compromisos ambientales en la COP26 que se desarrolló en Glasgow (Escocia), en sus reuniones con líderes gubernamentales y empresarios en esos países logró acuerdos para que llegue al país una cantidad significativa de inversión externa en diversos sectores de nuestra economía. Sin embargo, también le tocó lidiar con la impertinencia del ministro de Defensa, Diego Molano, quien le imprimió tensión innecesaria a las relaciones de Colombia con Irán, al calificar a ese país como un enemigo porque también lo es de Israel, pese a que nuestro país tiene vigentes unas buenas relaciones diplomáticas con los iraníes.
En materia ambiental, Duque se mostró como un líder convencido de avanzar más rápido en la lucha contra el cambio climático, e incluso asumió compromisos nada fáciles de cumplir, pero en los que el país debería empeñarse para ayudar a que la temperatura del planeta no siga elevándose en la manera acelerada en que viene. Todo indica que la meta de plantar 180 millones de árboles se cumplirá (se asegura que ya van 150 millones), sin embargo hay dudas acerca de si será posible que haya cero deforestación en el país en el 2030, y que para esa misma fecha haya descendido en un 51% el nivel actual de emisiones de gases de efecto invernadero y que para el 2050 se alcance la neutralidad del carbono, como fueron las promesas del mandatario colombiano en Glasgow.
Lo más positivo de la gira es que se aseguran cerca de 3.500 millones de dólares entre inversiones y recursos de crédito para diversos sectores económicos colombianos. De estos, unos mil millones de dólares llegarían entre créditos y cooperación técnica en asuntos ambientales, como las áreas protegidas y la transición energética. Hay que destacar que en Francia, el presidente logró el cierre de negocios por unos 2.300 millones de dólares de inversión, mientras que en Emiratos Árabes Unidos se aseguraron inversiones por 70 millones de dólares, cifra similar a la comprometida por Israel para traer a Colombia en diversos negocios. En este último país se abrió la Oficina de Innovación de nuestro país, Innpulsa, lo que ayudará a consolidar lazos estratégicos futuros.
Los contactos de Duque también fueron importantes para abrirle el paso a nuestras exportaciones, que para el 2022 serían de unos 32 millones de dólares a Emiratos Árabes y para el 2030 tienen una meta de ascender a los 130 millones de dólares. Hay gran expectativa alrededor de que el periplo de 10 días del mandatario colombiano por Europa y Asia se convierta pronto en resultados concretos, de gran beneficio para el país. No obstante, al estar ya a menos de un año de salir de la Casa de Nariño los efectos terminarán viéndose durante el próximo gobierno.

Lo contrastante de todas estas expectativas es que el manejo diplomático tenga baches como el protagonizado por el ministro Molano, lo que obliga al resto del Ejecutivo, pero sobre todo a la vicepresidenta y canciller, Martha Lucía Ramírez a ir a apagar incendios y hasta disculparse por la imprudencia del ministro, cosa que en materia de relaciones exteriores puede resultar costosa. Lamentablemente, durante este gobierno, no es la primera vez que se cometen graves errores en materia de relaciones internacionales.