En diciembre del 2011, en el último año de gobierno de Juan Manuel Llano, está el más reciente antecedente de rechazo al presupuesto de Manizales en el Concejo Municipal. En aquella ocasión 12 de 19 concejales en plenaria aprobaron la ponencia negativa de los entonces concejales José Octavio Cardona y Pablo Emilio Hincapié. En el 2001, durante el segundo gobierno de Germán Cardona, está el antecedente más remoto. En todos los casos, el resultado fue que el alcalde adoptó el presupuesto por decreto, como lo indica la ley, y durante el año siguiente tuvo que llevar al Concejo varios proyectos de acuerdo para pedir autorizaciones de endeudamientos, traslados presupuestales y demás, algo que le resta agilidad a la gestión gubernamental.
En esta ocasión el presupuesto para el 2021 se hunde tras dos empates 9-9 a favor y en contra al votar el Artículo 1 del proyecto de acuerdo, lo que según el reglamento del Concejo se convierte en negación. El hundimiento de ese artículo, que contenía la partida global de rentas y gastos, arrastró el resto del documento. Todo indica que hizo falta el voto de la curul que está vacante, en la que no se ha podido posesionar el liberal Julián Pineda, para que fuera más claro el resultado. También indica que se rompió la coalición que venía respaldando al alcalde, Carlos Mario Marín, y que es incierto el futuro de los proyectos que en adelante lleve el Ejecutivo al Concejo.
Los corporados que le dieron la espalda al mandatario argumentan que hubo falta de claridad en el Artículo 4 del proyecto de acuerdo, que la Administración Municipal no quiso cambiar pese al pedido general de los concejales. Ese artículo pretendía autorización para que el mandatario celebrara “contratos de empréstito de acuerdo con los recursos de crédito establecidos en el plan operativo anual de inversiones”, y pignorar rentas del municipio, como se lee en el documento. La falta de claridad en algunos rubros, entre otros aspectos, hundieron el presupuesto hace 9 años. Para esta ocasión, al parecer, se repite la historia.
De acuerdo con el mandatario, lo contenido en ese artículo solo buscaba financiar programas para la reactivación que se necesitará en el 2021, luego del golpe económico que ha significado la pandemia de covid-19. Como sea, en la “dictadura fiscal”, el presupuesto decretado alcanza un monto de $715 mil 970 millones, que es la cifra con la que fue radicado el proyecto el 9 de octubre. Cada ajuste que se quiera deberá ir al Concejo a buscar la aprobación. Por eso, el control político y las presiones desde sectores políticos serán, seguramente, mayores, y si Marín no quiere ver enredado el futuro de su gobierno tal vez deba sostener un diálogo más fluido con los concejales, y así recuperar las mayorías.
Esperamos que, pese a las dudas, el presupuesto decretado y su ejecución sea transparente y con criterios de responsabilidad y eficiencia, y que los manizaleños podamos decir al final del 2021 que la ciudad va por buen camino. La Alcaldía tiene varios asuntos por corregir, y esperamos que lo haga pronto para el bien ciudadano.
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