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Desde hace décadas se habla acerca del promisorio proyecto de convertir la zona de la vereda Kilómetro 41 de Manizales en un gran puerto seco, un centro logístico de toda clase de mercancías ubicado a mitad de camino entre Cali y Medellín, y cerca de la ruta entre el Valle del Cauca y Bogotá. Esta, como varias, es otra iniciativa que se ha quedado aplazada sin un claro lugar en el tiempo para concretarse. Con frecuencia parece que se logra darle el impulso que necesita, pero hasta el momento nada se ha hecho realidad, todo se ha quedado en buenas intenciones.
 A comienzos de la semana la Gobernación de Caldas, Inficaldas y el Consorcio Agroindustrial KM 41 (Ennco S.A. y la Lonja Cundinamarca) entregaron en el Kilómetro 41 el Plan de Ordenamiento Económico KM 41 (POE). La idea es que con esta herramienta se trabaje con decisión para avanzar en serio en el propósito de constituir un gran nodo logístico de carga en un área aproximada de 97,7 kilómetros cuadrados, que comprende los municipios de Anserma, Filadelfia, Neira, Palestina y Manizales. El foco de las actividades estaría en la agroindustria y los servicios especializados.
 Hoy se tiene una realidad allí que facilita dar pasos definitivos. Las obras de Pacífico Tres acercan la región a Medellín y el resto de Antioquia. El túnel de Tesalia que sale a Viterbo también acorta significativamente las distancias hacia el Valle del Cauca y, de manera específica al puerto de Buenaventura, al que podría llegarse desde el Kilómetro 41 en menos de 5 horas.
 Así mismo, la cercanía al nuevo Aeropuerto del Café, y la posible reactivación del proyecto del Tren del Café le aportarían toda la viabilidad económica a la conformación del nodo. De manera adicional, si se logra que el Gobierno Nacional se fije en la vía Honda-Manizales como alternativa a la carretera por La Línea, la posibilidad de conexión con Bogotá y el oriente del país será otra fortaleza. Como si fuera poco, al concretarse la conformación del Área Metropolitana del Centrosur, como se daría a mitad del 2021, el esfuerzo de todos los municipios involucrados y las sinergias con los demás deñ POE del Kilómetro 41 ayudarían a darle músculo a ese nuevo gran polo de desarrollo regional.
 
Las proyecciones que se tienen en actividades que podrían desarrollarse en esa región y el correspondiente derrame de beneficios económicos que fortalecerían el PIB departamental, así como la generación de empleos, son bastante ambiciosas. Para el próximo año ya hay una ruta para incorporar esta idea a los planes de ordenamiento locales y departamental, realizar estudios que consoliden el proyecto, comenzar la gestión empresarial y allegar conceptos de distintos sectores para consolidar la iniciativa y convertirla en un proyecto sólido y sin reversa. Esperamos que esta vez el gran centro logístico del Kilómetro 41 no se quede solo en palabras, sino que se le aplique toda la energía y voluntad política que se necesita para que deje de ser un sueño.