Al final de su reunión con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en la Casa Blanca, el presidente colombiano, Iván Duque, entregó una contundente declaración con respecto al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, del cual dijo: "tiene los días contados". La médula de las conversaciones entre ambos mandatarios giró en torno al destino del vecino país, y que si antes había dudas acerca de los compromisos de ambos gobiernos para lograr la transición de poder allí, hoy son totalmente claros.
Tanto que el presidente Trump dijo de nuevo que no se descarta una intervención militar en Venezuela, y que para cumplir el objetivo de la salida de Maduro y su gente tiene previstas múltiples opciones. Así las cosas, muy probablemente en las próximas semanas se vean acciones más determinantes encaminadas a que se dé el cambio esperado. El presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, anunció que el próximo 23 de febrero ingresarán a su país las ayudas humanitarias que están represadas en las fronteras con Colombia y Brasil. Tal fecha puede ser una especie de límite para que los chavistas se aparten del poder.
En lo que no puede caer Colombia es en convertirse en la punta de lanza de una estrategia militar que nos dejaría muy expuestos. El gobierno de Duque tiene la posibilidad de seguir cerrando el cerco diplomático y seguir tomándose medidas desde la comunidad internacional que apunten a generar una presión suficiente para que el régimen de Maduro caiga por su propio peso, pero de ahí a involucrarse de manera bélica hay una gran distancia. Sería un error enorme prestarnos para ser el trampolín de un ataque de esta naturaleza, cuando se está hablando de restablecer la democracia en el vecino país.
Lo que necesitamos es una alianza que nos ayude, una cooperación con los Estados Unidos que también se refleje en apoyo para hacerle frente a los desafíos de dejar atrás los aciagos tiempos de la guerra y empezar a construir un mejor futuro, con mayor prosperidad. En ese marco es fundamental el apoyo en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, sin duda, con asesoría e inteligencia para neutralizar a las organizaciones criminales, pero también con recursos para avanzar en programas de sustitución de cultivos ilícitos, y lograr que las regiones afectadas por la ilegalidad encuentren alternativas viables para desarrollarse.
Sin embargo, con Trump, conociendo su discurso y estilo, es necesario ser prudentes y precavidos acerca de los alcances de la cooperación que nos ofrece. Lo ideal sería una agenda marcada por asuntos económicos, educativos, científicos de los que Colombia pudiera beneficiarse, que pudiéramos desnarcotizar esa relación. Ojalá que pasado el episodio venezolano eso sea posible.
Guardamos la esperanza de que Maduro y sus secuaces acepten la propuesta de la Unión Europea (EU) de convocar de inmediato unas elecciones generales, en las que puedan participar todos los sectores políticos de Venezuela, sin restricción, y bajo la veeduría internacional que garantice una total transparencia. Que no haya derramamientos de sangre, que sea una transición tranquila y que los venezolanos recuperen la esperanza en el futuro de su país, es lo mejor para todos, incluso Colombia dejaría de sentir la fuerte presión migratoria que tiene hoy. Mientras tanto, se necesita que desde los Estados Unidos también lleguen recursos que ayuden a atender la emergencia migratoria en la frontera.
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