La semana pasada el Gobierno dio a conocer el borrador del decreto del Plan Nacional de Vacunación contra la covid-19, con el que se busca reglamentar el proceso de aplicación del biológico a los colombianos, de manera voluntaria. Se han dado muchas críticas al atraso de nuestro país en la adquisición de las vacunas, lo que nos ubica en la retaguardia de esta estrategia en América Latina, y también hay polémica alrededor de los contratos con las farmacéuticas, debido a que no son públicos sus costos y demás detalles de esas negociaciones. Como sea, se tendrían aseguradas 29 millones de vacunas, que comenzarían a llegar en febrero de manera gradual. La inversión ascendería a unos $2 billones.
Lo que es claro es que irán llegando al país de manera racionada, que la mayor cantidad de ellas y su correspondiente aplicación será en julio y agosto de este año, y que hay cinco etapas de ejecución de la estrategia, de acuerdo con prioridades fijadas por el Ministerio de Salud. En la primera etapa serán vacunados los mayores de 80 años y los trabajadores de la salud que están en primera línea frente a la pandemia (1’691.366 colombianos), en la segunda las personas entre 60 y 79 años y las líneas 2 y 3 de los trabajadores de la salud (7’192.701).
La tercera etapa, seguramente en el segundo semestre del 2021, cubrirá a las personas entre 16 y 59 años con comorbilidades, y profesores de básica y secundaria (2’950.431), en la cuarta los cuidadores institucionales y la población en ocupaciones y situaciones de riesgo (4’910.000), y finalmente, serán vacunados los colombianos entre 16 y 59 años sin comorbilidades (17’490.151), lo que se podría extender hasta el 2022. Se necesitarán unas 34 millones de vacunas completas para lograr la llamada inmunidad de rebaño.
Otra discusión tiene que ver con los responsables de comprar y pagar las vacunas. Asocapitales criticó que el Gobierno Nacional diga que las ciudades se encargarán de ello. Lo ideal en este caso, sin duda, es que el Gobierno logre la mayor cantidad de compras posibles y las distribuya de manera equilibrada en el país, pero que las ciudades también hagan negociaciones directas para tener una cobertura general de todos sus habitantes lo más pronto posible. Que los privados también puedan adquirirlas es beneficioso para luchar contra la pandemia. Si se acelera el paso en este sentido se estará ganando terreno para una rápida recuperación general.
Así pues, urge tener un plan local de vacunación, para que las personas sepan con claridad dónde y de qué manera funcionará la estrategia. Manizales y los otros 26 municipios de Caldas, con el acompañamiento de la Gobernación, deben tener claras las bases de datos, los detalles demográficos y los procedimientos necesarios, de tal manera que el proceso de vacunación sea ordenado y rápido. Hay que establecer toda la logística en lugares abiertos con infraestructuras y mecanismos necesarios que eviten aglomeraciones, al mismo tiempo que se garantiza agilidad en el proceso. Debe llegarse primero a los lugares con mayores posibilidades de concentración de contagios. Además, no solo es tener un plan sino hacer una amplia divulgación para que haya claridad entre los ciudadanos.
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