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El pasado 9 de abril se cumplieron los primeros 100 días de gobierno de los mandatarios regionales que comenzaron oficialmente sus periodos de gobierno el 1 de enero de este año. Generalmente para esa fecha se hace una especie de balance del arranque, se le mide el pulso a los enfoques y énfasis que alcaldes y gobernadores empiezan a mostrar y se analizan los borradores de los planes de desarrollo que deben quedar aprobados en asambleas y concejos antes de concluir mayo.

Esta vez esos 100 días quedaron opacados por una cuarentena obligada, decretada por el Gobierno Nacional, para tratar de mantener a raya la expansión del coronavirus que produce la enfermedad covid-19, en la que las autoridades territoriales se han tenido que enfocar en “apagar incendios” y tomar medidas afines al objetivo de contener y mitigar los efectos de la pandemia, lo que hace difuso observar el perfil de cada uno con respecto a lo que será su gestión futura en esos cargos.

En los casos del alcalde de Manizales, Carlos Mario Marín, y del gobernador de Caldas, Luis Carlos Velásquez, una encuesta de Cifras & Conceptos, realizada poco antes de cumplirse los 100 días, los dejó muy bien posicionados en sus gestiones generales, tercero cada uno de ellos en el país. Fueron muy bien valorados por sus enfoques sociales y ambientales e incluso en la percepción que tiene la ciudadanía con respecto a sus gestiones ante la contingencia provocada por la covid-19.

Sin embargo, parece que serán los próximos días los que permitan observar realmente para dónde van estas administraciones. Durante mayo y junio se verá si hay verdadera sincronía, por ejemplo, entre las alcaldías de la región Centrosur de Caldas, y de ellas con la Gobernación. Será próximamente cuando tengan que coordinar el regreso a la normalidad, de acuerdo con las determinaciones nacionales, y fortalecer los cuidados esenciales para evitar el descontrol en los contagios, y a la vez concretar el sí en la consulta popular del Área Metropolitana.

Los planes de desarrollo, en general, tendrán que hacer virajes hacia nuevas prioridades para solucionar todos aquellos problemas de salud pública e impacto social y económico que nos dejará esta emergencia, y tal vez las obras de infraestructura que se tenían en mente sufran retrasos por falta de recursos de financiación. Como sea, lo fundamental será pensar en términos de integración, ser capaces de lograr acuerdos de mutuo beneficio y unirse a impulsar la recuperación regional a una velocidad mayor.

Poco después de cumplirse 100 días de gobierno, y ante la realidad que nos circunda, resulta vital repensar el futuro partiendo de las duras realidades de la pandemia y sus efectos. Es ahora cuando hay que pensar que con menos recursos se necesita hacer mucho más y que la eficiencia y transparencia de la administración pública resultan esenciales para tener un mejor futuro. Si bien en esto influyen muchos factores macroeconómicos y políticos, desde lo local es bastante lo que puede hacerse para generar condiciones que, por ejemplo, conduzcan a una lucha exitosa contra el creciente desempleo.