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Pasan los meses y no parece encontrarse solución para la invasión Mirador de Samaria, que se levanta en la Comuna Nuevo Horizonte de Manizales. Se trata del asentamiento más grande que se haya construido en la ciudad en muchos años. Es una lástima que se hayan dejado crecer las construcciones de nuevo, después de haberse corregido la situación en muchos puntos de la ciudad; de haber tenido un programa de vivienda para reubicar familias en riesgo que fue ejemplo nacional; luego de conseguir tener bancos de tierras que permitieron combinar una política pública de vivienda local, con la nacional y brindar casa propia en lugar seguro a miles de manizaleños.
El llamado Mirador de Samaria empezó a ser invadido hace tres años y desde finales del 2021 vio una explosión de ocupantes que sigue creciendo, mientras que aumenta el riesgo para quienes decidieron asentarse allí, como para sus vecinos, en el barrio Samaria. El peligro no es solo por tratarse de construcciones informales en una ladera, que al ser ocupada sin ninguna técnica reviste riesgo, sino que se suman a ello los conflictos ambientales generados por la convivencia en terrenos subnormales, sin servicios públicos idóneos, como lo demostró un recorrido de nuestro equipo periodístico en ese sector.
También se encontró, al caer de sorpresa en el lugar, que como suele suceder en estos asentamientos, al lado de quienes realmente tienen una necesidad de vivienda y encontraron allí un espacio en el cual levantar un cambuche para por lo menos tener dónde llegar, también hay cantidad de personas que solo aparecen por el lugar cuando van las autoridades, como en busca de pescar alguna ventaja que puedan obtener del Estado. La situación es más complicada en la medida en que se dejó crecer la ocupación sin que se tomaran las medidas correctivas a tiempo, como las que se tuvieron en alcaldías pasadas, cuando personal de la Alcaldía recorría la ciudad para impedir oportunamente que se dieran estas invasiones y para ello se echaba mano de programas de subsidios para pago de arrendamiento y la incorporación de las personas en listados para que pudieran optar por los beneficios de vivienda.
Es importante mirar atrás y recordar cómo la historia de Manizales se construyó en buena parte sobre asentamientos ilegales, el mismo origen de esta capital es de colonos antioqueños que invadieron territorios que estaban sin explotar, pero que pertenecían a la concesión Aranzazu. Desde mediados y hasta finales del siglo pasado, las invasiones se convirtieron en moneda corriente de los políticos para buscar votos. Varios de ellos son responsables por las muertes que vinieron luego en deslizamientos en esos lugares en los que se construía sin ningún rigor técnico.

La Alcaldía lleva meses intentando terminar una caracterización de los invasores, que inició el año pasado. Si estuviera más atenta podría empezar por impedir que vuelvan a ocupar sus casuchas, quienes las tienen apenas para pescar en río revuelto, pero no se toman acciones de fondo, mientras que la política de vivienda de interés social en Manizales parece haberse perdido en la dependencia de los subsidios nacionales. Aquí hay una oportunidad para retomar un programa de vivienda sólido que favorezca a personas que lo necesitan. Lo que no se puede permitir es que por estas demoras en las acciones se pueda presentar una tragedia en el sitio.