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Le sigue faltando sustento técnico al ministro de Transporte, Guillermo Reyes, al hablar del proyecto Aeropuerto del Café. Por segunda vez en siete meses da declaraciones desafortunadas a una región que viene clamando por décadas la ayuda del Gobierno nacional para ejecutar esta iniciativa necesaria y urgente para la competitividad del departamento. Sin un aeropuerto más grande y digno, Manizales y Caldas seguirán sumidos en el atraso.
El primer pronunciamiento fue el 4 de septiembre del 2022, cuando el ministro Reyes estuvo con el presidente Gustavo Petro en Manizales. Mientras viajaban en el cable aéreo el alcalde Carlos Mario Marín le dijo al presidente que el aeropuerto es un proyecto de élites y Reyes le agregó que había otras cosas que son más importantes para la región. El miércoles, en el Congreso de la Federación de Municipios reunida en Cartagena, Reyes expresó que Aerocafé es una necesidad, pero carga con un problema de corrupción increíble en la fiduciaria, en el departamento, en la Aeronáutica.
El rechazo no demoró. Congresistas y dirigentes expidieron comunicados y reaccionaron para decirle al ministro que la corrupción no puede estar aquí, en Caldas, porque en el departamento no se manejan los dineros de este proyecto, para eso existe una fiducia de la que está a cargo el propio Gobierno. Entonces donde debe revisar el ministro es entre sus funcionarios. Además, aunque Reyes anunció que la plata está, dijo que el Gobierno debe verificar, y mientras tanto no se puede seguir avanzando.
Según el mintransporte, en Caldas se hará un nuevo diálogo de la estrategia Gobierno Escucha para decidir si se hace o no el aeropuerto. Clara sentencia cuando este no ha sido un Gobierno interesado en apostarle al proyecto, pero lo preocupante es que el departamento solo no podría hacerlo y eso sí llevaría a que lo ejecutado, mucho o poco, se convierta en elefante blanco. Además sería exponerse a demandas e investigaciones de los entes de control porque hay compromisos establecidos por la Nación para participar y apoyar el proyecto.
Que un contratista, la firma española OHLA que hacía los movimientos de tierra, haya incumplido, no puede llevar a decir que es un problema de corrupción del departamento. Contratistas incumplen a diario y en todo el país, o que le pregunten al alcalde de Manizales, que ha sido víctima de este fenómeno en las obras que tiene en ejecución. Tampoco se puede caer en la satanización de un proyecto que tuvo un traspiés cuando fue gerenciado por Francisco Cruz Prada hacia los años 2009 y 2010 y se dio una especie de carrusel de contratistas e interventores, lo que fue denunciado aquí, en el propio departamento, a través de la Corporación Cívica de Caldas.

También se pone en duda si estas palabras del ministro Reyes son una maniobra para dilatar la licitación que permita construir el aeropuerto o para ponerle palos en la rueda y hacerlo ver como algo imposible de ejecutar y que hay que cambiarlo por otra iniciativa de región. Caldas necesita ahora, más que nunca, de la altura de sus gobernantes y de su clase política; deponer los intereses particulares y los politiqueros por los intereses generales y sociales. Reiteramos que una región sin aeropuerto quedará condenada al ostracismo.