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La semana termina con una noticia que representa tranquilidad y esperanza para los habitantes del oriente de Caldas, especialmente de Pensilvania y Samaná, y para los de Nariño, Argelia y Sonsón en Antioquia. En un operativo conjunto del Ejército y de la Policía capturaron al manizaleño Carlos Alberto Herrera Arcila, alias Camilo, de 33 años, señalado cabecilla del Clan de Oriente, y a cinco hombres que lo custodiaban. La banda infundía el terror entre las comunidades, por eso su arresto significa un alivio.
Alias Camilo se había convertido para la justicia en un problema por la dificultad de hallarlo. Este sujeto aprovechó la experiencia como agente encubierto para desmantelar a presuntos integrantes de la guerrilla del Eln en el Páramo de Letras y la usó como una doble fachada para extorsionar, sembrar coca, comercializar droga, generar desplazamiento forzado y cometer homicidios selectivos. Comerciantes, transportadores y campesinos valientemente lo habían denunciado hace un año, ya cansados, pero se las ingeniaba para seguir con su estructura. Lo último que se conoció es que esta banda distribuía panfletos amenazando a los pobladores.
Estas capturas son un acierto operativo de las autoridades porque se empieza a desarticular una organización delictiva de años, pero deben asegurarse que no queden mandos medios en libertad, por eso no es prudente cantar victoria completa; más bien se debe seguir con las pesquisas en las zonas afectadas, con un fuerte trabajo de inteligencia, hasta establecer que no hay residuos delincuenciales. Estas capturas se dieron en medio de la puesta en marcha, hace pocos días, del pago de una recompensa por información del paradero de Camilo. Si este tipo de mecanismos son los que funcionan, pues habrá que seguirlos utilizando para sanear los municipios afectados.
Lo sucedido también es un llamado para que las alcaldías y la Gobernación escuchen cuando una población clama por ayuda. En el oriente de Caldas habían pedido intervención oficial mucho antes de que se iniciaran las investigaciones para dar con este Clan. Se entiende que estos procedimientos exigen tiempo, pero en ocasiones parece que se desestimaran las advertencias que provienen de las comunidades y más bien hay un ánimo para hacer ver que todo está en un orden aparente. Nada bien le hace esto a la seguridad del departamento.


Atender a las comunidades es ganar credibilidad y confianza, especialmente entre quienes se siguen sintiendo amenazados por la aparición de nuevos grupos armados y con la presencia del Estado bien lejos. No se puede bajar la guardia, hay que estar atentos a la posible reconformación de cualquier estructura, sea la de Camilo con otras cabezas o cualquiera otra que intente sembrar el miedo por la fuerza de las armas. El oriente de Caldas ha sido azotado por actores violentos durante décadas, ya es hora de que puedan tener paz en estas tierras.