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Una afirmación que se repite con frecuencia, aunque no sea completamente cierta, es que Caldas es un remanso de paz en el que los hechos de orden público no son tan graves y continuos como en otros departamentos. La verdad es que al comparar lo que pasa aquí con lo que sucede en Cauca, Chocó, Nariño, Putumayo y Santander del Norte, por ejemplo, nuestra región es bastante tranquila. No obstante, eso no quiere decir que no merezcamos la atención oportuna y eficaz de las autoridades para conservar la tranquilidad de las comunidades.
Es frecuente que, en algunos puntos de Caldas, sobre todo en el oriente, los pobladores manifiesten la presencia de bandas delincuenciales que cometen toda clase de abusos y que, pese a las advertencias acerca de sus crímenes, no logran ser neutralizadas por las autoridades. Como ejemplo de ello están alias Camila y Chatarra, líderes del llamado Clan de Oriente, quienes acumulan toda clase de incursiones con extorsiones y amenazas en contra de las comunidades de esa región caldense, sin que haya sido posible su captura.
Frente a ese tipo de situaciones está muy bien que se creen estrategias como la que ha sido llamada Burbuja, en la que un equipo especializado en investigación y reacción rápida de la Policía, Ejército y Fiscalía de los departamentos de Caldas y Antioquia decidieron unir esfuerzos para hacerles frente a los problemas de orden público en los límites de ambas regiones. Ese es el camino acertado para contrarrestar a esos delincuentes, por quienes se ofrecen recompensas por $40 millones.
El compromiso de los mandatarios de Pensilvania, Aguadas y Samaná (Caldas) y de Sonsón, Argelia y Nariño (Antioquia), así como representantes de gobernaciones de ambos departamentos, los batallones Ayacucho y Juan del Corral, así como de la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo para armar esta estrategia y esforzarse por crear un frente común debe ser resaltado, y debe conducir a que los criminales que actúan en toda esa amplia zona sean neutralizados.
Se supera, de esta manera, el discurso de las jurisdicciones y límites, para dar el paso hacia la cooperación, esquema de trabajo que debe mantenerse y no ser solo una estrategia pasajera. Adicionalmente, es clave que se logre la colaboración de las comunidades de la región, pero eso requiere que los organismos de seguridad trabajen en recuperar la confianza y recomponer el tejido de buenas relaciones con los habitantes de la zona, lo cual constituye un gran desafío.

Esto viene complementado por la mejora en la dotación de motocicletas para los policías de varios municipios de todo Caldas, que se hizo esta semana con el acompañamiento del Comando de la Región Tres de la institución policial. Esperamos que estos esfuerzos se traduzcan en la consolidación de la seguridad para Caldas, y que sea verdad plena que este territorio sea ejemplo de tranquilidad en el país. Un gran avance es que, en lugar de negar la presencia de bandas y la ocurrencia de crímenes, como ocurría en el pasado, ahora se acepte esa realidad y se enfrente con determinación.