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Sirve traer a colación algunas frases del francés Jacques Delors, economista de 97 años, político y expresidente de la Comisión Europea, inventor de los cuatro pilares de la educación, quien considera que “de la educación depende en gran medida el progreso de la humanidad”, y que “hoy está más arraigada la convicción de que la educación constituye una de las armas más poderosas de que disponemos para forjar futuro”. Se basa en su experiencia y estudios en Europa, y lo que dice permite sustentar que es acertado el camino que ha venido recorriendo Manizales con sus universidades.
Visto así es bueno destacar lo que se ha logrado en la ciudad a través del esfuerzo de sus seis principales universidades: Autónoma, de Caldas, Católica, de Manizales, Luis Amigó y Nacional. Entre todas tienen una oferta académica, tanto de pregrado como de posgrado, que llega a 373 programas disponibles para estudiantes locales y foráneos. Pero estas Instituciones de Educación Superior (IES) no solo cuentan con un amplio listado de opciones para cursar estudios, decidieron ir más allá y se aliaron desde hace cinco años en el Sistema Universitario de Manizales (SUMA) que se ocupa de brindar condiciones adicionales para que estudiar en la ciudad sea una experiencia gratificante.
Los elementos diferenciadores son los que han permitido que las IES que tenemos, dos públicas y cuatro privadas, hayan impulsado la acreditación de alta calidad en 81 de sus programas, lo que representa que 21,71% del total cuentan con esta prenda de garantía para los estudiantes y sus familias, y hay 61 programas más en proceso de acreditación entre nacional e internacional. Ese aseguramiento de la calidad educativa está sustentado, claro está, en inversiones económicas, porque cualquier actividad de mejoramiento tiene un costo; pero Manizales, convencida de que frente al contexto nacional somos un gran campus universitario, le ha apostado a otros frentes como se mencionó en un informe especial publicado esta semana por LA PATRIA.
Estas seis IES también han trabajado y muy fuerte para mejorar su infraestructura física, brindar programas de bienestar estudiantil que satisfagan necesidades de sus comunidades, aumentar su cobertura y matrículas, lograr la permanencia, mantener una formación docente al nivel de los requerimientos de calidad y sostener la tasa de graduación. Adicionalmente, su afán es mostrar una ciudad atractiva para sus alumnos y ahí es donde se engrana el resto de la sociedad. Desde el Estado, representado por la Alcaldía y la Gobernación, para que desde lo administrativo haya garantía de derechos; con los gremios, para que actúen como apalancadores de procesos económicos y sociales, y con la población, para que acoja al que decide estudiar aquí.


El Gobierno nacional ha dicho que Manizales, junto a municipios de Caldas que hoy gozan de la descentralización educativa de nuestras IES y están presentes allí con sedes, conforman la región Cerebro de Colombia. Ese interés gubernamental hay que saber capitalizarlo para atraer recursos y consolidar proyectos que han sido un sueño de décadas, como las tarifas diferenciadoras en bienes y servicios que la ciudad les ofrezca a los alumnos. Estudiosos del tema como Delors están convencidos de que la educación es un motor de desarrollo, por eso el interés debe estar puesto allí y no desviarse del camino iniciado. SUMA es el ejemplo.