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Se vivió el pasado miércoles en Manizales la 37 jornada de los Diálogos Regionales Vinculantes (de 54 previstos), promovidos por el Gobierno Nacional, y que en esta ocasión fueron liderados por el ministro de Defensa, Iván Velásquez. Con estas conversaciones, según el presidente Gustavo Petro se busca que las comunidades lleven las inquietudes que consideran prioritarias para incluir en el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, para lograr que los programas y proyectos que se impulsen en estos cuatro años tengan origen en los ciudadanos.
Se trata, sin duda, de una perspectiva idealista del manejo del Estado, que tiene aspectos positivos en cuanto a participación, pero enormes riesgos y puntos negativos, como que el contenido del Plan de Desarrollo obedezca más a percepciones posiblemente sesgadas, que a criterios técnicos orientados de manera clara hacia el deber ser del uso de los recursos públicos para el crecimiento del país y la generación de condiciones reales de calidad de vida.
En varios lugares de Manizales, pertenecientes a la zona universitaria, se reunieron cerca de 3 mil personas que se inscribieron para participar en 23 mesas en las que se reunieron numerosas iniciativas. Se hicieron presentes indígenas, campesinos, defensores de derechos humanos, jóvenes, artistas, estudiantes, académicos, personas con discapacidad, empresarios y otros sectores de la sociedad civil, que a partir de un marco general en torno a la importancia del agua, el conflicto armado y el fin de la desigualdad regional, dieron sus puntos de vista en cinco ejes temáticos: ordenamiento del territorio alrededor del agua y la justicia, seguridad humana y justicia social, derecho humano a la alimentación, internacionalización, transformación productiva para la vida y la acción climática, y convergencia regional.
El ejercicio genera amplias expectativas en los representantes de las distintas comunidades que participan, pero ante la realidad de un Plan de Desarrollo que cuenta con recursos finitos para poder cumplir algunas metas en un cuatrienio, es poco probable que la mayor cantidad de asuntos planteados puedan ser tenidos en cuenta de manera concreta y específica. Algunos critican que es más una práctica demagoga y populista que realmente efectiva para planear lo que debe hacerse desde el gobierno en los próximos años.
Lo que se espera, en realidad, es que los grandes temas regionales encuentren eco en el Ejecutivo Nacional y que sean respaldadas las iniciativas que tendrán un impacto real en el desarrollo del país, como el proyecto Aeropuerto del Café, el cual fue ampliamente respaldado por distintos sectores de las comunidades participantes en los Diálogos. Esperamos que desde el Gobierno no se dilaten más las decisiones para que esa importante iniciativa de infraestructura retome el camino y no se siga perdiendo tiempo valioso que representa dinero, y más temprano que tarde ese sueño de los caldenses sea realidad.

Ojalá de la lluvia de ideas recogida por los funcionarios nacionales en Caldas se haga una buena decantación de iniciativas que satisfagan el querer de las comunidades, que realmente haya resultados palpables. Sería muy frustrante que el Plan de Desarrollo no retrate lo expresado por las comunidades, y que todo lo dicho en desarrollo de estos diálogos se quede en el aire, sin las respuestas esperadas. La palabra vinculante significa un compromiso de que los sueños de las comunidades sean tenidos en cuenta de verdad, y en eso el Gobierno Nacional no puede ser inferior.