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Si alguien amó a Manizales y a Caldas y tomó decisiones pensando en esta región fue Nicolás Restrepo Escobar. De eso somos testigos en LA PATRIA; su familia, la Junta Directiva, los empleados de todas las áreas y quienes lo conocieron por cualquiera de los múltiples proyectos que lideró y apoyó decididamente y sin reparos. El amor por el periódico lo llevó en la sangre, como legado de su abuelo, José Restrepo; y de su padre, el también exdirector y exgerente Luis José Restrepo. Llegó a ser el director-gerente de los 100 años de esta casa editorial en el año 2021 y el que más ha durado en el cargo, 22 años.

Logró tener la ciudad y el departamento en la cabeza. Fue de esos jefes visionarios, aperturistas, pluralistas, como lo prueba el crecimiento que bajo su dirección y administración tuvo el periódico hasta llevarlo a incursionar en todos los medios: prensa, televisión, radio y digital, que se conservan hoy en su mayoría. A él hay que atribuírselo, porque si bien supo escuchar a quienes se lo propusieron, también supo ejecutarlo. A pesar de tener que sortear crisis de las que salió bien librado, entre ellas el asesinato del entonces subdirector, Orlando Sierra, cuando se inició en esta Dirección, supo cómo mantener abierta la empresa, generando empleo para manizaleños y caldenses y conservando la calidad y el rigor periodísticos.

No en vano dijo en su discurso de entrega del Caldense del Año al arquitecto Simón Vélez, en el 2014: “Me perdonará, Simón, que haya empezado hablando de deportes en un acto en el que le hacemos a él su reconocimiento, siendo un tema que, presumo, no le es muy familiar. Pero lo hago solamente para destacar la capacidad que tenemos los colombianos para destacarnos en el mundo cuando enfrentamos lo que hacemos con calidad, con innovación, con trabajo, con entereza, con atrevimiento, justo como lo ha hecho usted con sus obras”. Así lo hizo Nicolás Restrepo y eso hay que mantenerlo e imitarlo.

Además, fue un hombre de excelsa calidad humana. Siempre dijo que su mano derecha no se enterara de lo que hacía su mano izquierda. No dudo en apoyar cuanta causa social llegara a su escritorio y plasmar en letras de molde la ayuda a quienes se lo pedían. Supo vincularse e incluir al periódico en proyectos de gran calado, muchos de los cuales hoy todavía existen. Con los empleados, fue un papá exigente y comprensivo. Quien lo necesitó siempre encontró guía, apoyo, entendimiento y especialmente oportunidades. De eso dan cuenta muchos periodistas, empleados y personas que han pasado por este diario.

En la entrevista del centenario afirmó que se soñaba un periódico “para toda la vida, y un poco como ahora; que mantenga unos principios básicos de buen periodismo y de respeto a la democracia que siempre guíen su caminar. El periódico obviamente tendrá que irse ajustando y estar muy atento a nuevas tecnologías y nuevas formas de llegar a más audiencias, muy pendiente de ser oportuno y útil para los lectores, si se mantiene eso durará muchos años”. Ahí estaba reflejando el talante que lo caracterizó. Director por siempre.