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El presidente Gustavo Petro está exponiendo al país a un riesgo innecesario al tomar partido en la guerra que se reactivó desde hace 12 días en oriente cercano entre el grupo terrorista Hamás, establecido en Palestina y que atacó primero, e Israel, que respondió igual. Este conflicto ha dejado en tan poco tiempo y en ambos lados a miles de personas muertas y secuestradas (militares y civiles); acciones que líderes de diversos países han condenado porque no responden al Derecho Internacional Humanitario, pero Petro decidió irse del lado palestino y ahí es como pone en peligro la Nación.

Quienes llevan estadísticas de redes sociales, reportan que el presidente Petro había escrito hasta la semana pasada por X (antes Twitter) unos 100 pronunciamientos sobre esta guerra, todos polémicos y que le han valido críticas nacionales e internacionales, que de paso golpean al país. Aunque Petro invita al diálogo, ha comparado a los israelíes con nazis y califica lo ocurrido en la Franja de Gaza como una invasión de Israel contra los palestinos. “Nosotros estamos por la paz, la negociación pacífica y la liberación del pueblo palestino de toda opresión”, es parte de lo que ha escrito.

Esas declaraciones llevaron a una crisis diplomática. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel anunció que ante las posiciones antisemitas del presidente detendrá las exportaciones de seguridad hacia Colombia. El peligro de interrumpir esta relación es que afectaría la ciberseguridad, ya que Israel provee servicios de este tipo, justo en lo que Colombia sigue teniendo fuertes deficiencias; ya vimos el ataque cibernético ocurrido hace poco, que dejó expuestas a varias entidades del Estado. También impactaría en el mantenimiento de aeronaves que se emplean para la defensa.

Romper relaciones con Israel no es tan fácil, más bien muy difícil de sustituir. Petro respondió que si hay que hacerlo, lo hará, porque no apoyará genocidios. Desde el 2013 ambos países firmaron un Tratado de Libre Comercio, ratificado por el Congreso de la República en el 2017 y que entró a regir en el 2020 en el que Israel exporta también a Colombia productos químicos, materias plásticas y manufacturas, telas y cuerdas, máquinas y aparatos, armas y municiones, entre otros. Colombia por su parte exporta a Israel café, piedras preciosas, combustibles y aceites minerales, azúcares, confitería, madera, papel y carbón, entre otros. Es una relación económica importante, ya pactada y con negocios y compromisos establecidos que no se pueden abandonar. El cálculo de exportaciones es de por lo menos 1.100 millones de dólares.

Cabe preguntar por qué la Cancillería colombiana ha preferido guardar silencio y dejar al presidente Petro opinando de esta guerra palestino-israelí sin asesorarlo, porque para eso está. Se trata del Ministerio de Relaciones Exteriores, cuyas funciones son servirle al Gobierno y al país de mediador técnico para conservar los vínculos diplomáticos con otras naciones, sin dejarlos desviar de camino, mucho menos por posiciones políticas. Han sido algunos congresistas los que han hecho un llamado a la mesura, como el senador Humberto de la Calle que se refirió a la necesidad de formar mejor una opinión pública equilibrada que condene ambas agresiones en esta guerra. Nos unimos a ese llamado y para lograrlo sería bueno que se convocara a la Comisión de Relaciones Exteriores, ya que los expresidentes tienen mucho que aportar en un momento como estos, pues ya han ayudado en otros momentos críticos a los gobiernos de turno.