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Durante muchos años, un par de décadas atrás Manizales se disputaba cada mes el liderazgo en la inflación en Colombia. Esto por fortuna cambió con el paso del tiempo hasta enero pasado, porque el DANE ha dado cuenta de que esta capital encabezó en ese mes este índice, con una inflación de 2,02%, cifra que puede considerarse muy alta en el histórico más reciente de esta localidad y del territorio nacional. Una alarma a la que hay que prestarle atención, teniendo en cuenta lo difícil de poder tomar decisiones locales que impacten en un asunto que tiene variables externas muy fuertes.
La inflación es una realidad con la que el mundo tendrá que vivir en el 2023, según todos los expertos que hablan del tema. No obstante, ya en Europa como en Estados Unidos hay signos importantes de que empezó a ceder y aun así no solo se han mantenido las tasas de interés en los bancos centrales, sino que siguen en aumento, con el riesgo implícito de que, por frenar la escalada inflacionaria, se frene la economía. No es tarea fácil, pero tampoco puede dejarse todo a las fuerzas del mercado, pues la mano invisible ha demostrado que, en estos casos, si no se actúa, no habrá solución.
Lo grave del asunto es que la inflación medida de enero a enero en el país, la más reciente, llegó a 13,25%, cuando en el mismo lapso entre 2021 y 2022 fue de 6,94%. Es decir que en un año casi se dobló la cifra para llegar a ser la más alta variación en 24 años. La mayor consecuencia de esto es que se reduce el poder adquisitivo de los colombianos cada que se trepa la cifra de inflación. Si se llegare a mantener la tendencia con la que se inicia el año en esta materia, en seis meses se comería el alza del salario mínimo en Colombia, que llegó a 16%.
La confianza está puesta en que estos resultados pueden ser los signos de que se empieza a tocar techo en la inflación y que puede estar cercano el momento de quiebre. Ojalá sea así, pero no sobra que se tomen medidas que ayuden a tratar de controlar este gran ladrón del poder adquisitivo y que ha generado desconfianza en sectores productivos sobre los resultados para este 2023. Así lo muestra una encuesta realizada por Fenalco seccional Caldas con 201 comerciantes, quienes se sienten poco optimistas en sus resultados por el temor a la inflación y a las tasas de interés crecientes, la volatilidad del dólar y la expectativa ante la propuesta de nuevas reformas estructurales en el país como la laboral y la de salud, entre otras.

Aunque los resultados locales dependen en buena medida del entorno nacional y este del internacional, en una economía y un mundo interconectados como los de hoy, sí es importante que desde el plano local se vigile que no haya especulación con los precios, se abran canales de apoyo a los empresarios, se promuevan programas que mantengan la oferta de productos básicos de la canasta familiar. El fantasma de la inflación está presente, pero no puede causar el miedo de que paralice la economía, que sería el peor de los escenarios. Ya hemos probado en el país que es posible reducirla al mínimo, hay que caminar en esa línea, en la medida en que las grandes economías ya están logrando amansar este potro.