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Hoy es Nochebuena, preámbulo para conmemorar el nacimiento del Niño Jesús. Nuestro deseo es que esta fecha se celebre en paz, en medio de la unión familiar o del vínculo estrecho con otras personas. Es un día para compartir y poner en práctica la tradición de dar obsequios. También es un momento para reflexionar cuál es ese regalo que le vamos a dar a Manizales como habitantes de esta capital para todo el 2024, que mucho necesita de que volvamos a sentirla como propia, de dolientes para resolver y evitar más problemas, de quienes la valoren y la cuiden como una buena ciudad para vivir.
Un conveniente regalo es volver a ser la ciudad limpia que fuimos. Tomar conciencia de la necesidad del adecuado manejo de las basuras, no arrojarlas descontroladamente a las calles y a los campos; sacarlas el día y en los horarios establecidos por Emas para su recolección. De una vez por todas acabar con la acumulación de desechos y convertir cada esquina en un punto crítico, que afean la ciudad. También debe regresar el orden del espacio público, tan vulnerado en las últimas décadas y al que poco se le ha hecho y controlado para lograr que coexistan sistemáticamente todos los actores sin infringir la ley.
Necesario por demás cambiar la forma como nos estamos movilizando. Falta respeto, tolerancia, entender y acatar las reglas, y eso va para conductores de todo tipo de vehículos y para peatones. Vivimos en una ciudad pequeña, con vías estrechas y pocas obras de infraestructura vial que permitan agilizar el tránsito. Lo que queda es circular de forma correcta y apegados a las normas. Regalazo para Manizales si los que se empecinan en conducir a velocidad del rayo empiezan por bajarle a esta práctica, hay que recordar que nuestra población se está concentrando en el grupo de adultos mayores y hay que cambiar pronto la forma de movilizarnos para protegerlos y hacer de esta una ciudad más amable para ellos.
Otro buen presente para la ciudad es revivir la confianza, perdida sobre sus autoridades municipales; pero es un regalo que dependerá en gran medida del desempeño del alcalde y del Concejo recién electos. Quienes tienen más edad recordarán los tiempos de burgomaestres y concejales que llegaban a estos cargos por dignidades, muchos de ellos sin reconocimiento salarial; por ser prohombres que lograron dejar huella y obras que todavía están en funcionamiento y posicionaron a Manizales como el orgullo de una raza. El reto que asumen los que se posesionarán próximamente no es fácil, porque no pueden ser inferiores a lo que se está esperando y se necesita de ellos.


El complemento de estos obsequios para Manizales es mantener y mejorar lo bueno que nos destaca frente al contexto nacional. Ser ciudad educadora con todos sus programas; el sector industrial, que en buena parte es el que está jalonando el empleo y el desarrollo; la prestación de los servicios, de salud por ejemplo y por el que tanto nos buscan; el turismo que todavía es incipiente, pero tiene mucho por desarrollar si hay programas y políticas; el deporte, sus figuras, clubes y ligas; la cultura, a la que deben llegar inversiones dignas para un sector que ha puesto a resonar el nombre de la ciudad a través de eventos de talla internacional. Se podrían sugerir más regalos, lo importante es escoger alguno y ponerlo en práctica, porque Manizales se lo merece.