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A poco más de un año para que termine el gobierno de Luis Carlos Velásquez en la Gobernación de Caldas, el cumplimiento del Plan de Desarrollo en lo referente al número de viviendas construidas durante el cuatrienio está en entredicho. Según las mismas estadísticas de la Administración Departamental el cumplimiento de la meta es de apenas 4,6%, ya que solo se han entregado 242 casas de 5.157 proyectadas (aunque en campaña habló de 4 mil).
Aunque el proyecto fue dividido en cinco líneas para facilitar su ejecución, en el programa de Mil viviendas, por ejemplo, no hay ni una sola construida. Por bloqueras comunitarias y autoconstrucción, que fue la novedosa metodología que propuso el mandatario en campaña, el avance también está quedado. Las casas prefabricadas o vivienda rural tienen también poco avance. La Reserva Santamaría y las Granjas de Villamaría tampoco arrancan. Los avances solo se perciben en los mejoramientos.
La esperanza de la Secretaría de Vivienda es que hoy se tienen 1.354 soluciones habitacionales en ejecución y que 603 están en proceso de estructuración. Las demás solo están proyectadas, pero sin cierre financiero. Al cierre de diciembre la Gobernación proyecta entregar otras 50 casas, pero para cumplir la meta del Plan de Desarrollo tendría que finalizar y entregar cerca de 400 viviendas por mes, algo completamente imposible.
Sin duda, la pandemia de covid-19 influyó para que el impulso que se le quiso dar a ese proyecto se viera frenado, principalmente en la legalización de predios, y las consecuencias económicas en los precios de los insumos de construcción también son innegables, pero sí resulta excesivo que luego de casi tres años de gobierno el avance no llegue al 5%. También preocupa que los alcaldes caldenses hayan asumido elevados créditos que tienen a los municipios pagando intereses sin que los planes de vivienda se hayan ejecutado, los cuales en muchos casos demorarán todavía mucho para mostrar los primeros resultados.
Por bien que le vaya a la Gobernación en lo que resta del periodo de Velásquez, alcanzará a terminar 1.500 viviendas, menos del 30% de las expectativas que se sembraron, lo que deja la lección de quienes aspiran a los cargos públicos de ser más realistas a la hora de hacer promesas de campaña. Ahora bien, al ritmo que van las cosas, por mucho se llegará a las 500 casas entregadas en los distintos programas, un rezago que resulta lamentable.


Confiamos en que, finalmente, con gran esfuerzo en el año que queda, la entrega de viviendas avance lo más rápido posible, y que los recursos asignados sean manejados con total transparencia, evitando posibles sobrecostos y gastos que no se reflejen en bienestar para las familias que están esperanzadas en una casa propia. Algo que también ha tenido reparos que deben ser atendidos es que muchas de las casas entregadas son demasiado pequeñas y que no ofrecen las mínimas comodidades para una vida digna de quienes las habitan. Ojalá eso también sea corregido.