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La vicepresidenta de la República, Francia Márquez Mina, desató esta semana otra controversia nacional por su viaje a África, que comenzó el miércoles y concluirá el 18 de mayo. La gira la hace con un grupo cercano a 50 personas entre delegados del Gobierno nacional, del Congreso, de cámaras de Comercio y empresarios del país, así como de sectores culturales y sociales. Pero la falta de claridad y adecuados canales de difusión para transmitir lo que se hace en lo público es lo que ha opacado su ejercicio. Sonó extraño un viaje a una región de la que poco se conoce de relaciones diplomáticas y acuerdos comerciales, le indagaron sobre las razones, pero en vez de aclarar e informar, su personalidad reactiva la llevó a una nueva confrontación.
Que la vicepresidenta de un país responda: “yo no tengo que aclarar nada”, no son las formas ni los tonos para que un funcionario público se exprese hacia los ciudadanos; menos si se trata de alguien en un cargo de alto nivel como el que ella ocupa, cuyas actuaciones deben servir de ejemplo a subalternos sobre la transparencia con la que se tiene que actuar en el sector oficial y la ecuanimidad que se debe conservar en estos asuntos. Así la deberían ver sus gobernados, pero esto no viene ocurriendo y ella, con cada reclamo, acude es a explosivas declaraciones que no contribuyen a mejorar el concepto de su imagen y de paso afecta también la del Gobierno.
Si la vicepresidenta hubiese salido de manera tranquila, oportuna y clara a responder y hasta a argumentar como sí lo hizo posteriormente en un video por su cuenta de Twitter, de la importancia del viaje a África, se habría evitado un percance más. Muy pocos sabían lo que ella mencionó en esa grabación. Con seguridad si la información presidencial la transmiten por vías como las cadenas de radio y televisión públicas, boletines de prensa que lleguen a todos los medios de comunicación y audiencias, nada habría ocurrido. Pero los gobernantes, queriendo entrar en la tendencia de las redes sociales que permiten inmediatez, pero no completitud, se están equivocando al informar. Eso no solo ocurre en la Presidencia, también pasa en alcaldías, como la de Manizales, hacia las que hay fuertes reclamos por las formas de comunicar y donde en su momento, también el alcalde dijo que él vería cuánto le pagaba a una funcionaria.
Explica en el video la vicepresidenta que luego de 26 años Colombia visita con una delegación de alto nivel a Sudáfrica, Kenia y Etiopía para fortalecer las relaciones diplomáticas, políticas, comerciales y culturales de manera bilateral. Asegura que África es un continente de oportunidades para Colombia, al ser la región con más potencial de crecimiento económico del mundo, y cita que las ventas de empresas colombianas a este continente se incrementaron en 158% en el 2022. Anuncia que en cada país se llevarán a cabo 12 agendas simultáneas relacionadas con temas comunes a Colombia como la justicia social y racial, la paz, el clima y género.


Lo que rechazamos es que este episodio con la vicepresidenta lo estén utilizando para alimentar y promover ideologías racistas. Una cosa es estar en desacuerdo con el proceder de un funcionario y otra bien diferente discriminarlo por su etnia. Sin embargo, no todas las críticas tienen su génesis en esta postura, como sí lo toma la vicepresidenta cada que lanzan un juicio en su contra, y ubicarse en ese extremo es igual de peligroso para la vida del país. Seguramente entre la mayoría de los que le han reclamado no lo han hecho porque sea África el destino del viaje, o porque sea la vicepresidenta la que se haya desplazado. Esto está expresando es que falta una mejor comunicación.