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43 días les quedan a los gobiernos en departamentos y municipios para culminar sus periodos, todo quedó dicho y hecho, y resulta inútil pretender en menos de un mes y medio cambiar lo ejecutado. Estos días deben centrarse en hacer una buena entrega de las administraciones a los gobernadores y a los alcaldes electos el 29 de octubre, para poner en sus manos elementos suficientes y entender qué reciben, cómo lo reciben y hacia dónde deben dirigir sus programas inscritos en la Registraduría.
Estos empalmes de gobierno que ya se iniciaron en la mayoría de territorios, deben ser un proceso tan técnico como lo exige la metodología definida por los departamentos Nacional de Planeación y de la Función Pública. No basta con atender protocolariamente y una sola vez al electo y a sus comisiones de empalme. Los mandatarios salientes, así sean de corrientes políticas contrarias a los que llegan, deben poner a disposición a todos los funcionarios; además de los documentos y la información que requieran para empaparse de lo administrativo.
Capítulo especial deberá ser el tiempo que se dedique a lo relacionado con el manejo de los recursos públicos, que no sea a toda carrera y por cumplir. Los salientes no deben ocultar o evadir presentar contratos, convenios, informes financieros, actas de juntas directivas, empréstitos y otras obligaciones que pasan a la nueva administración. Deben ponerse sobre la mesa los estados reales. Es muy grave que algunos electos hayan tenido que acudir a auditorías forenses, que se usan en demandas judiciales.
En este proceso de empalme tampoco debe usarse el espejo retrovisor entre ninguna de las partes. Las elecciones ya pasaron, no es momento para dedicarse a señalar y a acusar; si hay que hacerlo, vendrá el tiempo adecuado y con las autoridades correspondientes. Transitar de un gobierno a otro debe ser lo más tranquilo posible para que fluya la información, generando confianza y actuando sin celos con los que llegan.

En cuanto a los equipos de las comisiones, entre las que seguro habrá futuros secretarios de despacho, gerentes y jefes, los mandatarios electos deben escoger muy bien a sus miembros, más allá de compromisos políticos. Henry Gutiérrez tiene al exgobernador Mario Aristizábal como parte del empalme en la Industria Licorera de Caldas, y Jorge Eduardo Rojas hizo lo propio con el excandidato a la Alcaldía y exgerente de Aguas de Manizales Jorge Hernán Mesa para el empalme en esta última entidad; ambos deberán estar de paso en este proceso porque ya tuvieron su momento en gobiernos anteriores y no salieron bien librados.