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Nada justifica la violencia, menos si es para provocar lesiones personales, atacar y destruir bienes públicos o de particulares; pero en Manizales se excusan haberlo hecho por el mal desempeño del equipo de fútbol local. ¡Qué tal! Como trogloditas, hinchas del Once Caldas saltaron a la cancha en los últimos minutos del partido con Alianza Petrolera, pararon el encuentro y en una clara expresión de furia la emprendieron contra todo lo que se les cruzaba. El resultado del partido: 28 heridos, 20 del grupo de logística a cargo de la seguridad en el Palogrande; 4 policías y 4 asistentes entre los que hay dos menores de edad. Además, daños en las afueras del estadio y a un equino de la Policía.
Así no es. Los líderes de las barras deben ser los primeros en evitar desafueros, llamar al orden, de lo contrario se debe pensar en su relevo porque la forma de dirigir no les está funcionando, o es cierto que el insuceso del partido del martes en la noche en Manizales estaba planeado. Asistentes que les tocó presenciar la barbarie de los descompuestos barristas contaron que en las gradas se escuchó desde antes correr la voz invitando a saltar a la cancha. Entonces no fue una reacción por el bajo resultado del equipo. Un miembro de Junta Directiva del Club tiene información de que todo lo tenían preparado antes de empezar el partido.
Este encuentro pasó de deportivo a vandálico y quienes lo hicieron, al parecer, ya identificados por la Sijín en videos de cámaras de seguridad y de ciudadanos, delinquieron. Esos son los que deben recibir el peso de la justicia y sancionarlos para que en un buen tiempo, al no saber comportarse en público, les impidan ingresar al estadio. No se compadece que un evento deportivo y recreativo, al que acuden menores de edad, genere tanto riesgo a quienes pagan una boleta o un abono. Lo cancelado debe garantizar, en serio, la seguridad y el bienestar.
O es que el problema es otro. El Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana ordena que en espectáculos públicos la Policía solo debe prestar el servicio dentro de los estadios en casos excepcionales, y que la seguridad interna y externa estará a cargo de compañías de vigilancia privada o empresas de logística, certificadas. Lo que sucedió en Manizales, donde esta función en el Palogrande está contratada con la empresa de servicios logísticos Conexión, demuestra que les falta formación, preparación y dotación para actuar en casos como este. Que 20 de sus trabajadores hayan resultado heridos lo dice todo. Si desde el ingreso se hubiera tenido todo bajo control se habría impedido que muchos superaran con tanta facilidad el espacio entre las gradas y la cancha.

Sucedió en Manizales, pero también pasó hace pocos días en Medellín y en muchos estadios de Colombia desde tiempo atrás. Desórdenes, delincuentes actuando en los escenarios. La ley debe cambiar. Si es que un partido de fútbol ya es un evento de riesgo, la seguridad no debería estar a cargo de empresas particulares, sino de la Policía. Proteger la vida es mandato constitucional. Si a cambio de heridos lo del martes hubiese terminado con muertos, los delitos serían otros y habría familias lamentándolo. La Comisión Disciplinaria de la Dimayor y los organismos de seguridad municipales definirán las sanciones para el Palogrande. Deberían imponer castigos fuertes. Ya es hora.