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¿Cada inicio de mes seguirá subiendo el precio de la gasolina en Colombia? Sí, responde el nuevo ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla González, quien fijó un plazo tentativo durante el que esta tendencia se mantendrá: por lo menos dos años más. El país amaneció el miércoles con la noticia de $600 más de incremento en el precio promedio de referencia del galón de gasolina. Duro para cualquier bolsillo y economía familiar, pero necesario para las finanzas del nacionales, sostienen algunos expertos. Como sea, hay que asumirlo con criterio de austeridad, aunque sin permitir excesos de los que acostumbran a pescar en río revuelto.
Existen precios diferenciales de venta de gasolina al público y tienen que ver con lo que en cada ciudad cuesta la logística y el transporte, además de impuestos locales y nacionales. Colombia posee cinco refinerías, lo que significa que no toda la gasolina es importada, pero seguimos dependiendo de lo que se trae de otros países. Por esto, se necesita seguir produciendo petróleo y eso no se puede cambiar de la noche a la mañana por más ánimo ambientalista que se tenga. Es un combustible que mueve prácticamente la totalidad de la economía y la vida en el país y de ello dependen los ingresos de infinidad de familias.
Lo que no se entiende tanto, ni gusta, es que en el proceso la Nación hace y ha hecho esfuerzos para mantener el equilibrio financiero a través de los subsidios que provee el Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles (FEPC) con los que se reduce la presión inflacionaria ante los aumentos en los valores internacionales del petróleo y del dólar. Sin embargo, mantener ese esquema puede resultar demasiado riesgoso. Países que han decidido no incrementar los precios de la gasolina y echar mano de fondos similares para seguir subsidiando con recursos del Estado lo que se deja de cobrar, han fracasado y hoy cargan un déficit incalculable y difícil de recuperar.
El minhacienda anunció que se someterá de nuevo a discusión la fórmula para calcular el precio de los combustibles en Colombia, pero advierte que la gasolina que se refina aquí es liquidada según los precios internacionales, y ahí está el déficit. Una opción clara en este asunto es llegar a la transición energética, anhelo del presidente, Gustavo Petro. Ese cambio tendrá que ser gradual, a largo plazo, durante el que se vaya desincentivando el uso del carbón y del petróleo y promoviendo energías limpias como la solar, la eólica, la eléctrica que hoy todavía son muy costosas. Por eso no se puede ejecutar ya, como algunos quieren.

El problema más grave es que cualquier aumento en los precios de la gasolina impacta es en los ciudadanos, que tienen que empezar a pagar más por productos y servicios. Inescrupulosos son los que abundan por el país y esos pesos que subió el galón de gasolina los van convirtiendo en miles, hasta llegar a alzas desmesuradas con la disculpa del precio del combustible. Ojos abiertos, oídos atentos y eficacia para detectar y sancionar a estos abusadores es necesario. Ya estamos avisados, la gasolina seguirá con su tendencia alcista, pero no hay que dejarse llevar por avivatos.