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Las condiciones de El Cable, por la avenida Santander, y del parque Antonio Nariño son una muestra de lo negativo que se está repitiendo en otros sectores de Manizales. Dejamos de ser la ciudad limpia y aseada de otros tiempos, y el desgaste de espacios por falta de intervención ya pasan factura. LA PATRIA hizo visibles las denuncias de ciudadanos por problemas en estas zonas, pero la responsabilidad de superarlos no se puede cargar solamente a la Alcaldía y a las instituciones, que son las primeras llamadas a actuar; también la ciudadanía debe asumir deberes para mantener los espacios públicos en estado digno.
Hay que detener las malas prácticas de los que insisten en que esquinas, andenes y zonas verdes son para el acopio de basuras, desechos, heces de humanos y bolsas con excrementos de perros, y de esto se ven llenos los sitios a pesar de que la empresa de aseo Emas cumple la labor con su personal y vehículos. Las basuras deben conservarlas quienes las generan, hasta el día y la hora en que Emas, en su programación de rutas, haga la recolección. No es dejándole la basura al vecino como vamos a recuperar el aseo y la estética de la ciudad.
El llamado también es para que la Alcaldía, a través de sus secretarías de Medio Ambiente y del Interior, de una vez por todas imponga el “Comparendo Ambiental” a quienes hacen un inadecuado manejo de las basuras. No podemos normalizar que cada cuadra tenga su basurero por cuenta de personas incultas y poco cívicas, pero tampoco que esto se siga convirtiendo en motivo de discordia entre vecinos. Por eso es importante que exista una mediación oficial con herramientas como el Comparendo Ambiental, que fueron expedidas desde hace muchos años y la Administración puede usarlas para sancionar a los infractores, porque claramente está afectando la convivencia ciudadana.
El Cable y sectores circunvecinos, igual que otros barrios de la ciudad, están requiriendo un cambio de estrategia para el manejo de habitantes de calle. Son tantos, que los controles que a diario hacen la Unidad de Protección a la Vida (UPV), encargada en la Alcaldía de la atención de esta población, y la Policía no están dando resultados. No se trata de darles malos tratos, habrá que pensar en otro tipo de intervenciones sociales; además, lo que está influyendo demasiado es la práctica de dar limosna, que hace de esta una ciudad muy atractiva, sumado a buscar dinero por medio del parqueo en espacios públicos, los llamados trapitos rojos, y eso también hay que examinarlo y frenarlo.

El mantenimiento del parque Antonio Nariño, junto a la Torre del Cable, debe ser objetivo este año en la Alcaldía. No se puede dejar deteriorar más, como tampoco la seguridad de esta zona en la que confluyen los usos residencial, comercial, educativo y recreativo. Todos son problemas en los que la ciudadanía puede aportar mucho para su solución, pero solo si se asume que lo que hagamos en los espacios públicos termina afectando a todos.