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Las copiosas lluvias que caen sobre Colombia siguen generando situaciones complicadas en la geografía nacional, y un caso que tiene consecuencias bastante graves para muchos habitantes del suroccidente del país es el enorme deslizamiento de tierra en el municipio de Rosas (Cauca), donde se contabilizan 920 afectados, pertenecientes a 248 familias, a lo que se suman las repercusiones de esta situación para la conectividad con los departamentos del Valle del Cauca y Nariño. Gracias a las labores oportunas de las Fuerzas Militares y organismos de socorro se hizo una eficiente labor de evacuación que evitó víctimas fatales.
Son siete veredas las afectadas de manera directa, pero dependiendo de si el deslizamiento tiene relación con el movimiento de una placa tectónica o no en esa región, el problema podría ser mayor y necesitar soluciones profundas, que no se limiten solo a la reubicación, debido a que en esas parcelas los damnificados desarrollaban tareas productivas y de subsistencia. Expertos que han estudiado la geología de ese lugar han advertido que en otros lugares de Colombia hay condiciones similares que podrían activarse con las precipitaciones crecientes que se tienen en el país.
La situación geológica de ese lugar del Cauca evidencia que los habitantes de esa zona tendrán que ser reubicados hacia otros lugares en donde no se tengan problemas de este tipo, y que les permita recomenzar sus proyectos de vida de manera positiva. Ya el presidente Gustavo Petro anunció que se comprará un terreno cercano en el que pueda hacerse ese traslado en condiciones dignas, lo cual es necesario que se ejecute de manera pronta y eficiente.
Sería inadmisible que los posibles remedios se queden en anuncios que luego no se concretan o que se demoran demasiado en hacerse realidad. Por las características de los afectados el impulso de un programa productivo campesino parece muy pertinente, pero lo fundamental es que se les brinden de manera inmediata condiciones dignas de vivienda y buenas fuentes de empleo.
Por las características de ese terreno, se hace necesario que no se vuelva a permitir su ocupación en el futuro, por lo que deben tomarse medidas como la de declararla una zona de protección u otra figura que asegure que no regresarán los asentamientos humanos. También le corresponde al Gobierno Nacional buscar fórmulas para garantizar que el bloqueo de la vía Panamericana no fomente la especulación con los alimentos y los combustibles, y que el abastecimiento de productos no se afecte. Incluso pensar en una nueva vía que no sufra estos riesgos.


De acuerdo con los pronósticos del clima que señalan la posibilidad de que las lluvias se extiendan por buena parte del primer semestre del año, las comunidades y las autoridades locales y los organismos de emergencias deben estar atentos, y sobre todo trabajando en asuntos de prevención, para evitar muertes humanas. Ojalá que no aparezcan nuevas situaciones como la de Rosas, porque las consecuencias sociales y económicas podrían ser desastrosas.