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No se puede dejar pasar por alto el Informe Mundial sobre las Drogas que presentó la semana pasada la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Hay que darle la mayor trascendencia porque Colombia vuelve a figurar en el contexto mundial como el principal país productor de hoja de coca. Aparece con una extensión cultivada de 253 mil hectáreas en el 2023, que significa un aumento del 10% frente a las 230 mil hectáreas que registraba en el año 2022.

El Informe advierte que el incremento de cultivos de coca en Colombia se ha venido concentrando en municipios de los departamentos de Cauca, Nariño y Putumayo, casi en su totalidad con presencia de al menos un grupo armado ilegal, ratificando que este es parte de un negocio ilícito y que, como sucede en otras partes del mundo está integrado a redes de tráfico y mafias que siguen haciendo su agosto en estas regiones de la mano de la violencia que es como acostumbran a actuar, y desde allí se irradian hacia el resto del país contra población vulnerable.

Son cifras del 2023 y preocupa que para el 2024 y lo que va del 2025 la producción de coca sea aún mayor porque el Gobierno, con muchas de sus decisiones como la no erradicación de cultivos, la no sustitución y el querer dialogar y negociar con grupos armados y al margen de la ley buscando la paz total lo que ha hecho es propiciar escenarios para que el narcotráfico se mueva a sus anchas, consecuencias representadas en más delitos y mayor violencia. Aunque hay que reconocer que este es un problema global, no es exclusivo de Colombia. En el mundo se habrían producido en el 2023 unas 3.708 toneladas de coca, de las cuales 2.600 están relacionadas con los narcos del país.

La obligación no solo está en eliminar o reducir el flujo de coca, así de 316 millones de consumidores entre 15 y 65 años de drogas ilícitas en el mundo, 244 millones la hayan usado, es decir el 8%, frente a 17 millones que la consumían hace una década. ¿Pero qué pasa con la producción del resto de sustancias ilícitas a nivel mundial y su control?, no solo es Colombia, así seamos el de más área cultivada, pero también son otros los países productores, comercializadores y consumidores de más sustancias lesivas. UNODC también previene porque el mercado de drogas sintéticas se sigue expandiendo por el mundo.

Las soluciones deben ser globales y en ello el Gobierno colombiano debe tener más apertura. No es negándose a reconocer lo que pasa como se van a reducir estos fenómenos. Son muchos los costos que la producción y el consumo de todas las drogas trae a un país; en inseguridad y también por las afecciones en salud. El Informe calcula que solo una de cada 12 personas con trastornos por consumo de drogas recibió algún tipo de tratamiento en el 2023, de allí que se deba pensar en políticas públicas mejor construidas que ayuden a mitigar todos estos impactos.