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Siempre será una oportunidad para Colombia el mejorar las relaciones con China, el gigante que se encamina a ser la economía más importante del mundo en un futuro próximo y hay que celebrar que el Gobierno de Gustavo Petro le dé prioridad. El viaje que realizó esta semana con buena parte de su equipo de Gobierno y que logró una cumbre entre los mandatarios de las dos naciones debe ser aprovechada para insistir en cumplir ese anhelo de que Colombia se conecte mejor con el Pacífico, camino que se empezó a andar hace 43 años.
Hay que lamentar sí de entrada, que la visita del presidente colombiana haya sido usada para fustigar la construcción del metro de Bogotá, obsesionado como está con que se lleve a cabo su idea, sin reparar en que la primera línea ya está adelantada en un 25 por ciento y que se encuentra abierta la licitación para la segunda. No es el momento para generar discusiones como las que da sin una explicación técnica de las cosas. En estos asuntos hay que dejarles a los que saben estos temas y plegarse a ello, no al revés.
Más allá del metro, asunto que no terminó por mencionarse en la declaración conjuta de Petro y Xi Jinping, resulta aleccionador que entre los recíprocos mensajes de buenas intenciones que se tratan allí se mencione que entre las dos naciones trabajarán de la mano para mejorar las relaciones comerciales. Además, advierten de la importancia de mantener el diálogo enmarcado en el multilateralismo y respetando las disposiciones de la Organización Mundial del Comercio, algo que resulta muy interesante cuando se habla tanto de proteccionismo y de un discurso a veces contrario a la realidad económica mundial. Qué bien que el tono sea este y que puedan aprovecharse los flujos globales del comercio para que Colombia también gane en presencia en esos escenarios.
Confiamos en que la relación con el gigante asiático no sea un asunto de proximidad ideológica, sino técnica, porque de lo que se trata es de construir relaciones duraderas y con base en el respeto por el otro, sin dejar de lado el tener presente que en ese país no se cuenta con una verdadera democracia, pues esta solo existe para el Partido de Gobierno y no hay oportunidad para el disenso.

Acuerdos como el del intercambio de jóvenes científicos, el de trabajo conjunto para impulsar las economías agropecuarias y, el más avanzado de todos, el protocolo de exportación de carne bovina colombiana a esa nación, son clave para pensar en desarrollos que impulsen la inversión en nuestro país y el conocimiento, además para que sirva esta visita como puerta de entrada a la transferencia tecnológica, que es lo que más se requiere en Colombia de cara a entrar en la producción de bienes y servicios de los que se exigen en el siglo XXI. Esa será la mejor manera para aumentar el ingreso de todos los colombianos y por tanto que se impacte de manera favorable en la calidad de vida.